ESPAÑA

El giro al centro del PP abre una vía de agua en el Gobierno

Los 'populares' se alían con los nacionalistas, dejan sólo al PSOE y fuerzan una comparecencia de Zapatero para hablar de la crisis

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El giro hacia la moderación adoptado por el PP empieza a rendir sus frutos a la vez que abre las primeras vías de agua en la estrategia del Gobierno. Los 'populares', en sintonía con los grupos nacionalistas, lograron ayer que José Luis Rodríguez Zapatero comparezca en el Congreso contra su voluntad la próxima semana para debatir sobre la crisis económica. Esta entente, impensable en la pasada legislatura, forzó también al PSOE a realizar varias piruetas parlamentarias para no perder votaciones sobre distintas iniciativas.

El PP ha dado la vuelta como un calcetín a la estrategia parlamentaria de oposición que desarrollaba hasta ahora. Sólo 48 horas después de que bajara el telón de su XVI Congreso, los 'populares' se cobraron su primera pieza en el Congreso después de cuatro años de sequía y soledad.

La Junta de Portavoces aprobó, con el único voto en contra del PSOE, que el presidente del Gobierno acuda a la cámara a explicar qué medidas va adoptar ante la crisis económica cuya existencia niega. Al PP no se le cayeron los anillos por buscar el apoyo de CiU, PNV, Esquerra Republicana e IU, una aproximación que, hasta ahora, era anatema y traición a las esencias.

Mariano Rajoy lo explicó con claridad poco después en el Foro ABC. Su partido no va a llegar a acuerdos con los nacionalistas cuando se trate de iniciativas relativas, por ejemplo, a la soberanía o a cuestiones territoriales y lingüísticas. Pero otra cosa es entenderse en asuntos de economía o de índole social. «Hay que actuar con sentido común», señaló el líder opositor, «y si no hubiéramos pactado con el resto de fuerzas políticas» el presidente del Gobierno no iría al Congreso, que era el objetivo.

Lentos de reflejos

Los socialistas, lentos de reflejos, reaccionaron media hora después del acuerdo de la Junta y su portavoz, José Antonio Alonso, anunció que Rodríguez Zapatero acudirá a la cámara a petición propia para hablar de la crisis. Se agarró a un clavo reglamentario para justificar el cambio y arguyó que su grupo no quería un pleno extraordinario fuera del periodo de sesiones que concluye el próximo lunes. Ahora, la comparecencia se producirá el 2 de julio, pero no será extraordinaria porque se solicitó dentro del periodo ordinario de sesiones.

No fue el único revés del día. El Senado rechazó el techo de gasto del Gobierno para 2009 con el voto en contra del PP y la abstención de los grupos nacionalistas. La derrota, no obstante, es simbólica puesto que el proyecto volverá mañana al Congreso, cámara en la que el PSOE tiene mayoría suficiente para aprobarlo. Ayer, con todo, pudo haber ser una jornada aún más negra para el Ejecutivo. El grupo socialista en el Congreso tuvo que pagar algún peaje de urgencia a CiU para salvar varias votaciones. Apoyó una proposición de ley de los nacionalistas catalanes, que ya tenía el aval del PP, para aumentar las pensiones de viudedad a cambio de que el grupo catalán no respaldara otra de los 'populares' sobre permisos de paternidad.

El PSOE también secundó una moción de CiU sobre medidas para recolocar a parados para que los nacionalistas no dieran su voto a otra del PP sobre políticas de familia. La comparecencia a la fuerza de José Luis Rodríguez Zapatero, la derrota en el Senado y los juegos malabares en el Congreso no tendrán mayores consecuencias para el Gobierno, pero son hechos indicativos de que el Ejecutivo tiene que replantearse su estrategia con los nacionalistas, a los que ya no espanta coincidir en votaciones con el PP, máxime, admiten fuentes de esos grupos, con el nuevo rumbo adoptado por el partido opositor.

El problema, apuntaron desde el Partido Nacionalista Vasco, es que el PSOE actúa «como si tuviera mayoría absoluta, picotea un día aquí y otro allá, pero no la tiene».

A su vez, fuentes de CiU denunciaron «la desidia» de los socialistas, pues estaban avisados de lo que se estaba 'cocinando' para esta semana en ambas cámaras y no han hecho nada para evitarlo.

Nuevo talante

Tanto unos como otros admiten que el nuevo talante parlamentario del PP facilita entendimientos antes imposibles, cuando los 'populares' incluso presumían de estar solos contra el mundo. Los nacionalistas recuerdan que, en la pasada legislatura, los 'populares' reclamaron innumerables comparecencias en pleno del presidente del Gobierno, algunas razonables, pero su «virulencia verbal» impidió el apoyo de otros grupos parlamentarios. «Ahora, a la primera», subrayaron las fuentes consultadas.

Los socialistas se encuentran con el problema de que, aunque sólo están a seis votos de la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, el acuerdo con CiU o Partido Nacionalista Vasco, únicos grupos que garantizan por sí solos ese listón, es difícil.

Con los nacionalistas catalanes es complicado porque quieren poner un precio alto a una colaboración estable en el futuro, que es lo que quiere el Partido Socialista. Dirigentes del partido gubernamental creen que, a la vista de las dificultades que atraviesa el Gobierno, CiU «no va a reclamar una cartera, sino dos» para formalizar una alianza. Por su parte, con los nacionalistas vascos la colaboración es todavía más difícil porque, mientras se sustancia el 'plan Ibarretxe', los pactos son imposibles.