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El coordinador de la ponencia-marco del PSOE, Jesús Caldera, ayer, durante una rueda de prensa. / EFE
ESPAÑA

La financiación autonómica y la política hídrica dividen al PSOE

El partido recuerda que el programa electoral «no cambiará»

P. DE LAS HERAS
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Las políticas del agua y la financiación autonómica enfrentarán de nuevo a las federaciones del PSOE en el congreso que la formación celebrará el primer fin de semana de julio. José Luis Rodríguez Zapatero consiguió apaciguar ambos debates con la derogación del 'minitrasvase' del Ebro a Barcelona y la cena de conciliación que, hace ya un mes, celebró en La Moncloa con los barones territoriales pero la militancia los ha rescatado.

El coordinador de la ponencia-marco en la que se define la estrategia del partido, Jesús Caldera, restó importancia al contenido de las enmiendas porque establecen «principios muy generales» que no deberían suscitar polémica y porque, además, la dirección del partido ya ha dejado claro que nada de lo que se debata en el congreso servirá para marcar el camino al Ejecutivo.

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, remarcó que el próximo 5 de julio no se aprobará un programa electoral. Caldera lo reiteró ayer y fuentes de la dirección insisten en que lo que decidan ahora los delegados no puede modificar lo que refrendaron el pasado 9 de marzo once millones de españoles. Es decir, que aunque lo aprobado llegara a sobrepasar la ambigüedad del programa, en el que simplemente se señalaba que el nuevo modelo se comprometerá con una mayor corresponsabilidad fiscal, autonomía financiera y lealtad solidaridad entre todas la administraciones, no tendrá fuerza vinculante.

La premisa es válida para cualquier otro asunto, lo que no empece que haya discusión y que esta sea más o menos movida, sobre todo en asuntos tan pragmáticos como la financiación o el agua en los que postura de los socialistas no está tan condicionada por argumentos ideológicos como por pertenencia a distintos territorios. Así, las enmiendas presentadas por Castilla-La Mancha y Aragón distan mucho de las murcianas y valencianas.