De aquí a cuatro años
Lo malo de pedirle tiempo al tiempo es que él nunca contesta. No nos dice que sí, que accede gustoso a nuestra petición, ni que nos la deniega. El tiempo se calla como un muerto, en la confianza de que todos volveremos a su enigmático reino. Para ganar las elecciones en 2012 el resurrecto Rajoy tiene cuatro años mal contados, pero ¿cómo sabemos a qué España le llamarán «la España actual» cuando transcurra esa fecha? ¿Qué valdrá una corbata?, ¿cuál será el precio de un concejal de urbanismo?, ¿quién ganará la Champions? En el reconstruido, mejor sería decir recauchutado PP, se ha abierto la puerta a los pactos. Quizá el primero que habría que establecer fuese el que fijara un tratado de límites con los inmigrantes. Acaba de producirse la segunda avalancha en la frontera de Melilla en menos de 24 horas. Estaban chutándole los penaltis al glorioso Casillas cuando una muchedumbre de hambrientos quiso traspasar la línea del hambre, arrollando a la Policía.
Actualizado: GuardarLos años guardan muchas cosas dentro y nadie sabe cómo será España dentro de cuatro años. Si la crisis aprieta habrá crecido el número de descontentos. Los ciegos suelen echarle la culpa al empedrado y achacarán todos los males a los actuales gerentes. En la misma proporción habrán aumentado los que creen que todas las deficiencias son achacables a no saber cambiar el rumbo y caerán en la tentación de identificar cambio con mejoría. Ya pasaba en la época de Galdós, que ha sido nuestro mejor historiador, pero la historia se escribe al mismo tiempo que se borra. Mucha paciencia tienen que tener los que hacen planes eficacísimos de aquí a cuatro años. Somos muchos los que estamos casi seguros de que no podremos ser testigos de su éxito. Tampoco creemos que sus planes vayan a tenerlo. Todo es aquí y ahora. Yo me conformo con que no suba más la luz y con que lleguemos a la final y la ganemos.