Zapatero asume «serias dificultades» económicas y reducirá el gasto de personal en la Administración
El jefe del Ejecutivo admite que el PIB crecerá este año por debajo del 2% y presenta un paquete de 21 medidas para hacer frente a la crisis Congelará el salario a los altos cargos y recortará la oferta de empleo público para ahorrar 250 millones
Actualizado: Guardar«El ajuste español va a seguir siendo intenso en los próximos meses, con un crecimiento a final de año por debajo del 2%», asumió ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su informe anual sobre la economía. Desde el arranque de 1996 no se había producido un avance tan moderado, y ahora es cuando el jefe del Ejecutivo empieza a alinearse con las más bajas estimaciones de instituciones públicas y privadas. El análisis presentado incluye 21 medidas para afrontar «el periodo difícil que afecta a las familias y ensombrece las percepciones ciudadanas».
Entre las propuestas descritas, algunas ya están en marcha, a otras les puso fecha de ejecución y hubo un tercer paquete nuevo, como la reestructuración de la gestión de los aeropuertos españoles con la entrada del sector privado y de las comunidades autónomas. El presidente anunció también que el Gabinete se apretará el cinturón y habrá congelación salarial para los altos cargos a partir de directores generales y una oferta pública de empleo para 2009 equivalente al 30% de la correspondiente al presente año.
Es la segunda vez que Zapatero presenta un informe de estas características, pero en 2008 ha optado por cambiar la brillantez del edificio de la Bolsa, elegido en 2007, por la austeridad del Consejo Económico y Social (CES), órgano consultivo del Gobierno. Allí acudió arropado por la vicepresidenta primera y siete ministros, los de Economía, Trabajo, Ciencia, Industria, Vivienda, Fomento y Administraciones Públicas, y habló ante los empresarios más relevantes del país, con Emilio Botín, presidente del Banco Santander, a la cabeza, y los máximos responsables de CEOE, Cepyme, CC. OO. y UGT. También el ex titular de Trabajo, Jesús Caldera, ahora dedicado a la reflexión ideológica, se desplazó al CES.
Cuidadoso para no utilizar la palabra crisis, dio una y mil vueltas a la definición de la actual situación. La tildó de «fuerte ralentización», «periodo difícil», «frenazo» o «dificultades serias», para matizar posteriormente que la polémica semántica puede resultar de «interés académico» pero no considera práctico prolongarla. En definitiva, Zapatero prevé «un crecimiento débil a corto plazo, pero no un estancamiento duradero», sitúa »el principio de la recuperación en el segundo semestre de 2009» y pronostica un cambio en el modelo productivo. Su intervención estuvo cargada de confianza en el futuro.
Optimista
«España está mejor preparada que nunca para afrontar y superar la situación», aseguró varias veces. Argumentó que «nunca antes» la población había crecido a tasas tan altas; contado con una fuerza de trabajo tan importante y cualificada; tantas empresas habían actuado con éxito y naturalidad en el primer plano de la economía mundial globalizada ni llevado a cabo un proceso inversor tan intenso en bienes de equipo; tampoco el sector financiero había tenido unas tasas de solvencia tan favorables; y «nunca antes» se había generado superávit en las cuentas públicas.
Zapatero reconoció al fin el bajo crecimiento esperado. La economía va a seguir su desaceleración con fuerza, y si empezó el año con un avance anual del 2,7%, lo hará por debajo del 2% a finales del ejercicio. Hay que remontarse al arranque de 1996 -una etapa dura, tras las devaluaciones de la peseta, con descontrol de precios y un consumo privado muy deprimido- para encontrar una tasa tan moderada, que algunos expertos consideran incompatible con la creación de colocaciones. Aunque la inmigración ha introducido menos exigencias para trabajar, todo indica que el empleo se resentirá, y habrá un aumento significativo del paro. Como consecuencia, bajará la renta de las familias, y se frenará el consumo.
Ante esta situación, el Gobierno no tendrá más remedio que recortar los gastos corrientes y lo hará ya en el próximo Consejo de Ministros, que declarará «no disponibles 20 millones del capítulo II de los presupuestos de la Administración General del Estado», apartado que crecerá con carácter general tan sólo un 2% en las cuentas del próximo año. La oferta pública de empleo para 2009 se reducirá al 30% de la correspondiente a 2008, lo que no impedirá que los servicios esenciales, especialmente de seguridad, justicia e inspección de trabajo, cuenten con la dotación necesaria para mejorar su actividad.
Otra de las decisiones adoptada será la congelación de los salarios de los altos cargos, pero en este sentido Zapatero advirtió de que mantiene el compromiso adquirido con los empleados públicos a través de los pactos suscritos, es decir, que la congelación no bajará de los directores generales, aunque afectará a responsables de las empresas, organismos y fundaciones públicas.
«Confiamos, además, -añadió- en que la pauta general de control de los gastos corrientes sea adoptada por las demás administraciones públicas, en cuyo caso el resultado será, sin duda, apreciable en términos presupuestarios». Para el Estado, supondrá un ahorro, entre 2008 y 2009, de al menos 250 millones de euros.
En su discurso recordó la deducción de 400 euros en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, la supresión del Impuesto de Patrimonio desde 2008, el adelanto de la devolución del Impuesto de Valor Añadido o el plan urgente de recolocación. Reiteró que el total de medidas tomadas desde enero ha supuesto «una inyección de 18.000 millones de euros».
A continuación informó de otra batería de ayudas, a desarrollar próximamente de manera intensa, que abarcará desde la ampliación de los apoyos a la financiación de las pequeñas y medianas empresas, y a la vivienda de protección oficial con la movilización de un total de 35.000 millones, hasta un nuevo impulso a las actividades de rehabilitación de edificios e instalaciones turísticas, con una dotación crediticia de 2.500 millones anuales destinados a la mejora de la eficiencia energética. Igualmente, resaltó la puesta en marcha en julio y durante dos años del Plan VIVE, relacionado con la sustitución de coches de más de 15 años, con 1.500 millones de euros en préstamos blandos.
En este paquete resaltó la importancia de la formación profesional y la necesidad de su transformación en una enseñanza válida para el mercado laboral. Consideró que esta reforma «quizás es la más urgente». Y, entre las iniciativas que describió después ocuparon un lugar especial la separación de la actividad del transporte de mercancías de Renfe, con una sociedad independiente y la liberalización de la prestación de servicios auxiliares al transporte ferroviario, cambio que tiene sentido porque en teoría el transporte de mercancías ya está liberalizado, pero en la práctica no; y la reestructuración de la actividad de Aeropuertos Estatales y Navegación Aérea (AENA), para dar entrada a la iniciativa privada y a las comunidades autónomas en la gestión de los aeropuertos, tal como han solicitado insistentemente los partidos nacionalistas, sobre todo los catalanes.