«Celebraremos el título en Berlín»
| BERLÍN Actualizado: GuardarJürgen Löw, el técnico de la selección alemana, tiene, desde el jueves de la semana pasada, una certeza que alegró la vida a la población de la capital alemana. «La meta es el título y lo celebramos en Berlín», dijo el técnico al periódico 'Welt am Sonntag', al pronosticar una nueva vida victoria, esta vez contra Turquía.
«Estoy dispuesto a dar todo de mi parte contra Turquía, incluso mi vida», prometió el portero Jens Lehmann, al reflejar el estado de ánimo del equipo, que ya superó el trauma de la derrota ante Croacia. El capitán Michael Ballack, más realista, advirtió desde el cuartel general de la selección en Ascona, que había llegado la hora de la verdad. «Tenemos una gran posibilidad para alcanzar la final», dijo.
La afición, en cambio, al igual como sucedió hace dos años, ya cree que Alemania volverá a coronarse, por cuarta vez, campeón europeo y esta certeza se refleja, al igual que en 2006, en una marea interminable de banderas germanas, un gesto que los alemanes reservan solo para las grandes ocasiones.
Alemania se prepara para vivir mañana una jornada deportiva histórica no exenta de política y marcada por una realidad única en el continente. Más de 2,3 millones de turcos viven en el país, de los cuales 200 mil en Berlín. La expectación que reina en la ciudad se puede respirar y tocar en Kreuzberg, el barrio conocido como la pequeña Estambul, donde no es difícil adivinar el origen del propietario de las tiendas o los imantes de un edificio.
La bandera turca es la única que adorna las ventanas de las viviendas y las vitrinas de los negocios. «Será el partido del siglo», dijo Faruk Kaplan, el orgulloso propietario de una tienda de comestibles. «Espero que podamos celebrar juntos después del partido».
El estado de salud de la relaciones germano-turca, que nunca ha estado exenta de problemas, será la famosa «milla del aficionado», que funcionará a partir de mañana y hasta el final del campeonato en la avenida 17 de junio. Los organizadores esperan a más de medio millón de aficionados y la policía, aunque ha reiterado que la fiesta será pacífica, pidió refuerzos a los estados federados vecinos y contará con un pequeño ejercito de traductores para evitar disturbios.