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ESCRITORA. Rosa Gil posa orgullosa con su obra en la Asociación de la Prensa de Cádiz. / A. VÁZQUEZ
Cultura

«Harry Potter ha despertado un 'boom' en la literatura infantil»

La periodista Rosa Gil presentó ayer en Cádiz su primer libro, el cuento 'Bruno Damphiro' La autora forma parte de una nueva generación de escritoras que triunfa con el género fantástico

MARÍA ALMAGRO
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Que Harry Potter haya vendido más de 300 millones de ejemplares de sus siete entregas en todo el mundo tiene que tener un por qué más allá de las inteligentes y costosas operaciones de publicidad. Además del ingenio de su autora, J. K. Rowling, los críticos apuntan que la razón de este éxito inédito se haya debido a que la autora inglesa llenó con su libro un vacío que entonces había en la literatura infantil y que el cine y la promoción se encargaron de engordar.

Una vez terminada la saga del pequeño mago, los niños y, por tanto, las editoriales buscan nuevos héroes con los que saciar su fantasía. Y es en este camino en el que está surgiendo una nueva ola de escritoras jóvenes -Laura Gallego, Paloma Puya, Maite Ca-rranza, Marta Zafrilla...- que se han decantado por este género que hace años estaba estancado o infravalorado.

Una de ellas es Rosa Gil, una madrileña de 33 años que creció en Cádiz. «El boom de Harry Potter ha despertado la literatura fantástica de nuestro país», comenta sin ningún tipo de prejuicios hacia los best-sellers. «Yo soy muy fan», confiesa esta joven escritora que ayer presentó en Cádiz su primer libro, Bruno Damphiro (Espasa) en la Asociación de la Prensa de Cádiz. A Rosa Gil siempre le había gustado escribir. Su afición por los cómics y por lo fantástico y de aventuras le llevó a devorar de pequeña historias, «una tras otra», encerrada en su habitación. De ahí a ser periodista y trabajar en algunas revistas especializadas.

De vampiros

«Llevaba cierto tiempo dando vueltas a una novela de vampiros cuando me topé con el término dhampiro (el hijo de un no-muerto y un humano) y me pareció una buena forma de empezar a darle la vuelta al género. Intenté que tuviera todo lo que me gustaba de niña: una so-ciedad secreta, pasadizos, poderes especiales, misterio, humor...». Entonces tras muchas puertas cerradas, Espasa -a través de la agencia Carmen Balcells- le abrió la suya. «Los escritores españoles estamos perdiendo el pudor para hacer género infantil».