El gran apostador
HACIENDO abstracción (si ello fuera posible) del éxito de la Selección de Luís Aragonés, podríamos decir, con respecto al cónclave del PP que (re)eligió a Rajoy como presidente del partido a la vez que lo nominaba como candidato presidencial para 2012, que los populares lograron su primer gran éxito propagandístico al lograr que todos los espacios informativos de los canales nacionales de televisión a lo largo del fin de semana abrieran y cerraran sus espacios de noticias con el desarrollo de la asamblea.
Actualizado: GuardarComo en nuestra cultura latina, y presumiblemente en la universal, los acontecimientos políticos y los cambios de cargos, líneas de actuación y liderazgos se entienden a partir de triunfadores y derrotados, el gran triunfador fue Rajoy y el derrotado el núcleo duro (los 'críticos' para entendernos) de la anterior dirección, con la señora Aguirre a la cabeza, e inmediatamente detrás cuidando su capa de armiño, el estoico Ángel Acebes y, entre otros, ese señor vasco tan alto (¿Artaloa?) y de orejas descomunales.
Aunque como andaluces tenemos que hablar de Arenas Bocanegra, el gran triunfador, según la prensa patria que lo declara como 'hombre fuerte' de la nueva situación. Claro que el lugareño de Olvera se apresuró a decir que el único nuevo hombre fuerte es el señor Rajoy, Mariano (presumiblemente en recuerdo y homenaje a algún familiar mayor).
Pero es cierto. Ha logrado Arenas Bocanegra confirmar su tino y acierto en las apuestas políticas, pues fue el primer 'barón regional' que apostó por la baza Rajoy. Por lo cual fue recompensado de inmediato como es de bien nacido.
Y el nuevo líder lo es. Y paciente, además, después de lo que ha soportado de Aguirre y recibir, sin inmutarse visiblemente, el insultante desplante del ex divino José María Aznar.
Exceptuando unos pocos años después de su salida de la extinta UCD, cuando nuestro admirado Javier Arenas atravesó una etapa de desconcierto político, el ex ministro siempre ha tenido un magnífico olfato para apostar por un caballo ganador. Virtud que pocos tienen.
Desde luego, si servidor fuera un apostante profesional no me separaba de don Javier ni para cenar con María Dolores de Cospedal.