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Tarea inmediata

El XVI Congreso del Partido Popular fue clausurado ayer después de haber superado la borrascosa etapa de discrepancias y desafecciones que le había precedido, pero sin que su desarrollo suscitara grandes entusiasmos entre los compromisarios. En su intervención final el reelegido presidente del PP, Mariano Rajoy, quiso dirigirse más a la opinión pública que a los propios afiliados trasladando la imagen de un partido que necesita liberarse de sus cuitas internas para hacerse valer en la política y ante la sociedad. Los dos meses y medio de diatribas entre los populares se han convertido en un período de gracia para el gobierno de Rodríguez Zapatero al inicio de su segunda presidencia. De ahí que el partido de Rajoy precise activar con urgencia una tarea de oposición que sus dirigentes anuncian como constructiva. Mariano Rajoy ha reafirmado un liderazgo que refleja, como no podría ser de otra forma, su peculiar personalidad y sus maneras de obrar en política. Una personalidad y unas maneras que han contribuido a administrar la crisis generada tras la derrota electoral del pasado 9 de marzo de manera discreta y paciente. Pero no está claro que las características más singulares del presidente del PP sirvan, por sí mismas, para situar a dicho partido en una tendencia ascendente de cara a los comicios de 2012.

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La legislatura será acaparada, cuando menos en su primera mitad, por una crisis económica que emplaza diariamente a ofrecer respuestas puntuales y una perspectiva de futuro. Se trata de un tiempo que no permite ni silencios, ni vaguedades ni ausencias por parte de los dirigentes políticos, estén éstos en el gobierno o en la oposición. Las menciones descriptivas a ciudadanos que lo están pasando mal constituyen partes obligadas del discurso de cualquier formación. Pero lo que la ciudadanía demanda, y los partidos e instituciones deben ofrecer, son pautas y soluciones claras para enfrentarse a las dificultades. Y ello en un ámbito en el que el Partido Popular deberá decidir cuanto antes en qué medida coincide con el Gobierno y en qué aspectos discrepa abiertamente. Pero junto a esta necesidad inmediata de clarificación política, el compromiso de «contar con todos» expuesto por Rajoy en su última alocución congresual exige una actuación más proactiva de la que tan a menudo ha dejado entrever el líder del PP. Comenzando por el ensamblaje de atribuciones y aptitudes entre quienes ha colocado a su alrededor, y brindando también cauces de participación a aquellos que se han mostrado críticos con él. Pero quizá una de las tareas más arduas a la que deba enfrentarse Rajoy en el corto plazo sea la de demostrar que el congreso de Valencia ha elegido una dirección nacional con autoridad para orientar la estrategia del PP por encima de los intereses que representan sus líderes territoriales, aunque con capacidad para conciliar esos intereses dentro de una misma política.