Bomberos de Cádiz
Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando saqué mi primera comparsa Los Maniseros Cubanos en 1967, y ensayábamos en una de las bóvedas del Parque de Bomberos. Los días de lluvia lo pasábamos muy mal con el goteo ininterrumpido del techo erosionado y en malas condiciones.
Actualizado: GuardarEl frío era continuo e intenso y la humedad calaba paredes y suelo noche y día. Ensayar allí era una odisea, pero nuestra juventud e ilusiones eran más fuertes que los elementos desagradables.
Durante cerca de 50 años los Bomberos de Cádiz han soportado estoicamente todos estos contratiempos y muchos más, hasta que por fin, se les ha hecho justicia y les acaban de entregar un hermoso y moderno parque en los terrenos de Astilleros que es una maravilla. Por lo cual, Cádiz entero se alegra y felicita a tan dignas personas por su nueva casa de trabajo. Porque Cádiz sabe en su alma trimilenaria que los Bomberos, de ayer y de hoy, son muy humanos. Personas sencillas, trabajadoras, honradas, sacrificadas, valientes y arriesgadas, entregadas por completo a la noble causa de servir a la sociedad allí donde los necesiten a cualquier hora y en cualquier momento. Admirados y reconocidos por su firme compromiso con el género humano en sus momentos más difíciles.
¿Ahí están ellos! Para salvarte, para rescatarte del abismo, para devolverte a la vida como pequeños dioses de poderes sensoriales. Las coplas de carnaval les han dedicado su admiración y respeto. También su dolor, con la muerte de aquel infortunado compañero en acto de servicio que Joaquín Quiñones plasmó con sensibilidad. Los Bomberos han recorrido cientos de veces las 707 calles de Cádiz. Una vez, en mi barrio, había un gatito atrapado en un balcón en ruinas, su madre lo llamaba insistentemente, los vecinos llamaron al parque y rápidamente llegaron los Bomberos y rescataron al pobre animal. ¿Felicidades!