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Un tifón deja más de 200 muertos en Filipinas y hunde un ferry atestado
El tifón 'Fengshen' ha sido inmisericorde con Filipinas. En su paso por el archipiélago asiático se ha llevado dos centenares de vidas, un número aterrador que, de cumplirse los terribles presagios que sobrevuelan las islas, podría multiplicarse por cinco en las próximas horas si se confirma que los desaparecidos también han muerto. Entre ellos podrían estar los 737 náufragos -entre ellas unos cuarenta niños- de un ferry que zozobró el sábado a causa del fuerte temporal. Anoche sólo se habían podido recuperar los cadáveres de seis de los viajeros, arrastrados por las olas hasta la costa, y cuatro de los ocupantes habrían sobrevivido.
Actualizado: GuardarEl Consejo Nacional para la Coordinación de Desastres anunció ayer que las provincias más afectadas son las de Iloilo, en la isla de Panay y a 500 kilómetros al sur de la capital, Manila, y las de Maguindanao y Cotabato, en Mindanao, en el centro y sur de Filipinas. «Es el peor desastre que hemos tenido jamás en nuestra historia», declaró Neil Tupaz, gobernador de la provincia de Iloilo a una emisora de radio local. Las inundaciones y aludes han sido las principales causas de las muertes.
'Fengshen', cuyo nombre local es Frank, también obligó a desalojar a unas 200.000 personas en la región de Bicol, en la punta sureste de Luzón, aunque la mayoría regresó ayer a sus hogares después de que el tifón modificara su dirección. Con vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora y rachas de hasta 150, la tormenta se encaminó a Manila, donde arrancó árboles y causó cortes en el suministro eléctrico en amplias áreas de la zona metropolitana.
Las Fuerzas Armadas comenzaron a hacer acopio de arroz y otro material de emergencia, y los hospitales se encuentran en estado de máxima alerta, aunque la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, sigue adelante con un viaje previsto a Estados Unidos.
Cada año, las riadas y corrimientos de tierras durante la temporada de lluvias dejan decenas de muertos en Filipinas. En 2006, cuatro tormentas de inusual intensidad anegaron varias zonas de Luzón y provocaron riadas que causaron más de 1.300 muertos, casi tres millones de afectados y medio millón de casas destruidas.
Nanette Tansingco, alcaldesa de la ciudad de San Fernando en la provincia de Romblon, confirmó que el transbordador 'Princess of Stars' sufrió un fallo en el motor y perdió el contacto por radio con el puerto cerca de Sibuyan, trescientos kilómetros al sureste de la capital. Tras suspender anoche las labores de rescate por el fuerte oleaje y los vendavales, la Armada y la Guardia Costera reanudaron hoy la búsqueda del ferry, de casi veinticuatro toneladas y con 747 personas a bordo, entre pasajeros y miembros de la tripulación.
El portavoz del servicio de Guarda Costas de Cebu, comodoro Antonio Cuasito, señaló que después de un intento frustrado, una patrullera de la Guardia Costera alcanzó ayer, poco antes de hundirse, al 'Princess of Stars', a bordo del cual no encontró supervivientes. Se fue definitivamente al fondo del mar a unos tres kilómetros al suroeste de la isla de Sibuyan, en la región central. «No han encontrado a nadie a bordo», declaró a la prensa.
El portavoz precisó que los desaparecidos pudieron haber sido arrastrados por la marea hacia otras islas que forman parte de la provincia de Romblón. Su teoría se basa en que al menos cuatro náufragos, todos ellos filipinos, lograron llegar aparentemente a nado hasta la aldea costera de Mabini, en Sibuyan
«Muchos nos echamos al mar. Las olas eran muy grandes y llovía fuerte», relató uno de los supervivientes a la radio de Romblón. Otro de los cuatro hombres que alcanzaron la costa con vida, e identificado como Reynaldo Lanurias, explicó que una media hora antes de que el buque se escorase, la megafonía dio la alarma y algunos pasajeros comenzaron a arrojarse al agua.
Al parecer, la avería en el sistema de propulsión dejó al navío al merced del fuerte oleaje, que, tras varias horas de acometidas, provocó un gran boquete en la parte central del casco.
Sólo seis de los ocupantes del barco, propiedad de la naviera filipina Sulpicio Lines, fueron encontrados muertos en la costa, hasta la que el oleaje arrastró chalecos salvavidas, sandalias de plástico y otros objetos del navío.