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La otra cara del fuego
Dos años después del devastador incendio de El Colorado, los equipos de Medio Ambiente siguen retirando troncos y maleza
Actualizado: GuardarTodos contra el fuego o como reza el eslogan de algunos técnicos de Medio Ambiente: «Los fuegos se apagan en invierno». La provincia de Cádiz cuenta con unas 300 personas destinadas a combatir los incendios y los retenes forestales forman el grupo más numeroso de trabajo.
Estos equipos se encargan de crear los cortafuegos y las franjas auxiliares que se diseñan en los planes provinciales, con periodicidad bianual o quinquenal, ya que todos los años no se actúa en todas las fincas. Además, también se «repasan los cortafuegos creados, para que se mantengan en buen estado», apunta Francisco Javier Cabezas, técnico del Infoca. Un cortafuego se hace en función de las condiciones del terreno y además se trata de dejar las especies que no suponen riesgo de avance de las llamas y que «no suponga arrasar con todo lo que hay en la zona», apunta Cabezas. Asegura que pueden llegar hasta los 70 metros de anchura, mientras que las franjas auxiliares se crean a ambos lados de los carriles y carreteras. Por otra parte, desde el 11 de septiembre de 2002, todas las fincas privadas están obligadas a diseñar un Plan de Prevención Contra Incendios Forestales, que debe ser aprobado por Medio Ambiente y que obliga al propietario a llevarlo a cabo. En caso de que se produzca un incendio y ese propietario no haya cumplido con este Plan o ni siquiera cuente con él, supone que se verá obligado a pagar las tasas que se establecen por el incendio. Es decir correrá con gastos importantes, como por ejemplo las horas de helicóptero que suponen un desembolso de 550 euros por hora.
El trabajo de retén cobra ahora especial importancia entre Chiclana y Conil, donde el fuego dejó huella en 2006. Efectivos de la empresa pública de Medio Ambiente de la Junta, Egmasa, y de la propia delegación provincial del área, seguían ayer sobre el terrero. Cuando está a punto de cumplirse dos años del incendio más grave que se recuerda en la zona, el que asoló más de medio centenar de hectáreas del pinar de El Colorado, las labores para retirar el material quemado continúan.
Así lo confirmaban el pasado viernes los propios empleados de Medio Ambiente, que llevan todo este tiempo acumulando las ramas secas quemadas, apilando los troncos, raíces y tocones en pequeños montones para su retirada, y removiendo la tierra para eliminar las cenizas.
Aquel fuego marcó a las poblaciones de Chiclana y Conil. Aparte del daño medioambiental, los vecinos del entorno se quejan de las escasas actuaciones para su regeneración que se han llevado a cabo desde entonces.
De momento, en El Colorado el fuego sirvió, por lo menos, eso sí, para que se estrechara la vigilancia de las lindes y se pusiera mayor énfasis en la supervisión forestal de la zona. Aún hoy, a diario, desde el puesto de vigilancia ubicado en el Camino de la Casa Forestal, los agentes y vigilantes contratados por Medio Ambiente observan «las copas de los pocos pinos que quedaron vivos», y divisan el horizonte ante cualquier atisbo de fuego o, cuando menos, de humo.