ESPAÑA

Rajoy inaugura un nuevo PP

Apenas horas después de haber sido refrendado por los votos de los compromisarios, Mariano Rajoy inauguró ayer en Valencia una nueva etapa pactista en el PP. Tal y como anunció antes de pasar por las urnas, el líder del partido opositor prometió llegar a acuerdos «hasta donde sea posible» con el Gobierno socialista y otras fuerzas políticas.

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Para despejar dudas de los más escépticos de su partido, garantizó que no habrá «pasteleo» en la posición «inequívoca» de los 'populares' contra el terrorismo.

El discurso del presidente de los 'populares' en la clausura del cónclave valenciano estuvo dirigido a la sociedad y lleno de contenido social, pero el tono monocorde de su exposición debió de resultar aburrido a la audiencia porque, una vez más, los militantes ignoraron las palabras del líder y abandonaron el plenario.

Como también ocurriera en la convocatoria de hace cuatro años, el goteo de compromisarios fue incesante durante toda la intervención del líder porque los congresistas debían regresar a sus lugares de origen y no había muchos motivos que les retuvieran. La pasión y la expectación concluyó con su reelección la noche anterior, la bronca que le propinó José María Aznar, la entrañable despedida de Ángel Acebes y el significativo aplauso a Alberto Ruiz-Gallardón.

Como si el triunfo en las urnas hubiera relajado su tensión de los últimos meses, el líder del partido opositor desgranó sus propósitos de futuro sin apasionarse. Hizo un diagnóstico de la situación actual del país, con especial énfasis en los problemas económicos a los que, según dijo, el Gobierno socialista no sabe dar respuesta.

Lo que España necesita, afirmó Rajoy, «es una oposición que sepa construir, denuncie errores y que sea capaz de plantear alternativas». Explicó que su propósito es actuar con «responsabilidad y sensatez» y sin importarle «ayudar al gobierno a encontrar el rumbo correcto».

«Buscaré acuerdos hasta donde sea posible», prometió. «El que no se entienda conmigo será porque no quiere entenderse, no reconoce los problemas o sus pretensiones chocan con los mandatos de la Constitución», añadió.

Reiteró los pactos que ya ofreció al Gobierno del PSOE en su discurso en la sesión de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso de los Diputados y añadió una nueva oferta que no estaba incluida en su programa electoral. «Queremos alcanzar acuerdos en materia de lucha contra el terrorismo, en la España de las autonomías, en nuestro modelo de protección social», afirmó, y añadió que «si quieren, en materia de economía y empleo». Y recomendó a los socialistas que atiendan a las propuestas que le hará el PP porque el Gabinete de Rodríguez Zapatero «está desvariando, no tiene mucho rumbo y no sabe qué hacer».

En presencia de los máximos representantes de la CEOE y las centrales sindicales, que asistieron como invitados a la clausura del cónclave 'popular', Rajoy recordó que el Gobierno busca un acuerdo con los interlocutores sociales para afrontar juntos la crisis económica. «Yo estoy a favor», afirmó, aunque recordó que el Ejecutivo tiene una responsabilidad «indelegable» de tomar las medidas adecuadas.

«España nos necesita», proclamó Rajoy. «Hacemos falta porque este Gobierno no va a resolver los problemas que tiene sobre la mesa», añadió, y puso en valor las recetas económicas aplicadas por el PP en sus dos años de mandato.

«Nosotros, que sí sabemos enfrentarnos a una crisis y que hemos resuelto alguna peor que ésta, vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que el Gobierno se equivoque lo menos posible», prometió, al tiempo que anunciaba la oferta de «un plan de actuación claro» que incluye la exigencia de disciplina económica al Ejecutivo socialista.

Tras insistir en el énfasis de la disposición al diálogo del PP con todas las fuerzas políticas, limitó el campo para el acuerdo, sobre todo con los partidos nacionalistas. Y lo hizo en presencia de los representantes de Coalición Canaria y CiU que también fueron invitados a la última sesión del congreso de Valencia.

La ausencia de los nacionalistas vascos no pasó desapercibida para una asamblea que cerró a duras penas las diferencias que mantiene en su seno sobre el entendimiento con el PNV.

Para evitar suspicacias, el presidente del PP ratificó la firmeza de su defensa del modelo autonómico y el mensaje unívoco en toda España con el argumento de que «no somos mutantes ni hacemos el camaleón». Reafirmó también que mantendrá una «actitud inequívoca e inalterable frente al terrorismo, sin dudas, vacilaciones, atajos y sin pasteleos».

Aunque apenas prestó atención a los asuntos internos, que dio por zanjados con las votaciones del sábado, intentó tranquilizar a los distintos sectores del PP y prometió que contará «con todos» porque no va «a prescindir de nadie».

A base de repetirla, quiso convertir esta idea en divisa de este XVI congreso, pero su retórica chocó con el hecho de que todos sus críticos se han visto excluidos de los órganos de dirección. Eso sí, se ratificó en su independencia, una vez superadas las elecciones internas, al proclamar que, a partir de ahora, será el líder del PP porque así lo habrá querido su militancia, representada este fin de semana por los compromisarios del congreso de Valencia. «Estoy aquí porque vosotros habéis querido», les dijo, «No me ha puesto ninguna multinacional, sindicato ni otra organización que no sea el Partido Popular», concluyó.