El congreso de Valencia pone fin a la época de las unanimidades en el PP
La traca final que explotó al mediodía sobre la feria de exposiciones de Valencia puso punto final al XVI congreso del PP y con él se llevó también el arraigado hábito de las unanimidades en el partido. Los acríticos aplausos del 'fraguismo', el cierre de filas del 'aznarismo' y las votaciones 'a la búlgara' son historia para una fuerza que ha cambiado sus normas para facilitar la competencia en la elección de sus líderes.
Actualizado:Las heridas abiertas entre la diligencia, la exclusión de los críticos, laminados de la dirección, y el rechazo soterrado que despiertan las 'pseudoprimarias' son los principales enemigos que deberá vencer Mariano Rajoy. De su habilidad y suerte dependen que su etapa no sea un paréntesis en la historia del partido.
En el discurso ideológico y estratégico, el XVI Congreso apenas ha introducido cambios, fuera de algunos matices que facilitar el entendimiento con los nacionalistas. Este giro está en el origen de las heridas que ahora Rajoy tendrá que restañar.
Rajoy se sacudió el 'aznarismo' de los órganos de dirección y con él la sombra de la tutela de su mentor. A costa de ser castigado por el 16% de los compromisarios, se ganó el cargo en disputa democrática aunque ahora tiene que pagar el precio de la disidencia.
La autoridad moral del líder ha aumentado gracias al 84,24% de los votos, pero su fuerza real se ha visto mermada por la refriega. Quizá, ésta sea la norma en el futuro del partido, que ha asumido en Valencia un nuevo régimen estatutario para elegir presidente y candidato en las elecciones. Las disputas que hicieron saltar por los aires la pacífica convivencia de otros tiempos en el PP apenas se hicieron sentir en los debates. Los contrarios al matrimonio gay, por ejemplo, perdieron la batalla y la doctrina sobre este asunto se mantiene inalterable.
Rajoy podrá afrontar mejor su futuro, pero sin ignorar que hay un sector que o no cree en su capacidad para ganar elecciones o se siente dolido por la salida de María San Gil y las sospechas de que habrá un giro en los principios del PP. Madrid y el País Vasco son los territorios que mejor representan estas sensibilidades por haber capitaneado las discrepancias con el actual líder.
«No basta con tener razón, además tienen que dártela», dijo el líder 'popular' a los compromisarios. Fue su forma de reconocer la lección aprendida tras dos fracasos electorales.
Para el día a día, Rajoy ha sustituido los 'maitines' por las reuniones del comité de dirección, del que forman parte Alberto Ruiz-Gallardón, Javier Arenas y Esteban González-Pons. Tres expertos políticos que pondrán sus años de vuelo a disposición de un objetivo: llevar a Rajoy a La Moncloa.