El analfabetismo en la provincia de Cádiz aún afecta a dos de cada diez mujeres
Las asociaciones femeninas consideran que la carencia a la hora de no saber leer y escribir continúa siendo un problema que puede provocar la exclusión social de las afectadas
Actualizado:«¿Sabe usted escribir un mensaje SMS? ¿Ha oído hablar de la conversación instantánea a través de Internet, más conocida como chat? Le permite comunicarse con quien quiera, de forma inmediata, en cualquier país», suelta una de las monitoras de una ciberaula -sala pública con ordenadores- a Francisca. Mientras que la educadora explica las ventajas de las nuevas tecnologías, la alumna -nonagenaria- mira atónita alrededor. Al rato, confiesa: «Señorita, ¿me podría repetir dónde se encuentra la tecla para encender el teléfono móvil? El resto me sirve de poco: no sé leer».
El analfabetismo sigue teniendo cara de mujer. Dos de cada diez mujeres mayores de 16 años en la provincia (casi el 20% en 2005, último ejercicio del que existen datos) no sabían leer y escribir o carecen de estudios, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). El porcentaje supone más de cinco puntos de diferencia con la media nacional, que es de un 14,5% en el sexo femenino, y seis respecto a los hombres gaditanos, que son un 13%.
En plena era de la revolución digital, a nadie le extraña ver los hogares repletos de aparatos electrónicos: ipods, ordenadores portátiles y teléfonos de última generación son absorbidos con energía por el consumidor medio. Mucho se habla de la brecha digital, que separa a la población que tiene acceso a internet de la que no lo tiene; pero a menudo se olvida una fractura mucho más antigua: la de los que no saben leer ni escribir. Algo que convierte a las mujeres que lo padecen en lo que los educadores sociales llaman «analfabetas funcionales».
Sin escuela
«El origen del problema es siempre el mismo: la falta de educación. Nosotros preferimos hablar de las consecuencias que tiene no manejar el lenguaje. Estas personas padecen analfabetismo funcional, que les lleva a perder mucha información importante para cosas tan básicas como, por ejemplo, el acceso al mercado laboral. No saber interpretar la información que tienen les dificulta para evaluar la realidad, y al final es una traba para dirigir y ser dueñas de su propia vida», apunta Luisa Cortés, de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía en la provincia de Cádiz.
¿Qué ha ocurrido para que a pesar de los avances sociales, y el acceso casi universal a la tecnología y a la educación aún hoy en día dos de cada diez mujeres gaditanas tengan dificultades para leer y escribir?
La exclusión del individuo de su entorno es uno de los motivos a los que apunta Cortés. El informe sobre exclusión social en la región, recopilado por esta organización, concluye que una de cada diez personas en la provincia -el 9,3%-, vive por debajo del umbral de la pobreza. Esto es, más del 9% de los gaditanos cuentan con menos de 300 euros al mes.
Cortés cree que la pobreza también tiene cara de mujer. «La pobreza es femenina, y tiene su origen en la falta de educación. Se trata de un problema que viene de lejos: ellas siempre han tenido menos posibilidades de acceder al mercado laboral debido, por ejemplo, a que el cuidado de niños y dependientes siempre ha recaído sobre ellas», señala.
Problemas laborales
Nadie duda de que no saber leer aumenta la barrera para trabajar. Para Pedro Castillo, coordinador de la Asociación Educadores Nuestro Barrio de Cádiz, esto añade otro riesgo: el del empresario que engaña a la trabajadora. «Hay empresas que se aprovechan de esta condición, porque ellas, simplemente, no saben interpretar la nómina», apunta Castillo, que trabaja con mujeres en riesgo de exclusión en la capital.
«En estos últimos 20 años, sin embargo, han cambiado mucho las cosas. Y ha habido transformaciones importantes, como el papel que ocupa la mujer en la sociedad», aporta Dolores Virués, portavoz del Instituto Andaluz de la Mujer en Cádiz, que apunta como motor del avance a la transformación del rol femenino.
«Las mujeres han conseguido cambiar algo muy importante, que es cómo las ven los demás», subraya Virués. Sin embargo, reconoce que el camino hacia la igualdad aún es largo. Virués cree que hay leyes como la Ley de Dependencia o la Ley de Igualdad que tienen que transformar definitivamente las desigualdades entre sexos. «Todavía hay mucho por conseguir, y nunca seremos capaces de recompensar todo lo que una generación de mujeres ha dado por todos nosotros», añade la delegada de Mujer.
«No olvidemos que ellas, las mujeres que nacieron en los años 40 y 50, o incluso antes de esas fechas, son las verdaderas responsables de que las niñas de hoy sean universitarias», concluye la representante institucional.
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