EL RAYO VERDE

La tipografía como ideario

Dice Joseph Roth en sus Crónicas Berlinesas: «Lo que se anuncia con letras grandes es pobre en importancia y contenido. Y me parece que en esta época no hay nada que no se anuncie con grandes caracteres. En eso consiste su grandeza. Tengo para mí que la tipografía se ha convertido en ideario». Hoy, más de medio siglo después, esta observación se ha verificado de mil maneras e incluso se ha teorizado acerca de cómo tanto énfasis, tanto ruido, nos ha vuelto sordos, nos ha saturado y «sabemos menos de Afganistán que en tiempos de Kipling», por usar a Magris. Pues bien, ahora que todo son impactos, imágenes que no pueden durar ni diez segundos, la tipografía se ha visto reducida también a un golpe, un flash, un logo, en el que se quiere resumir y connotar discursos complejos, realidades múltiples, que se ven sustituidas por abstracciones, «amable», «deseable», «vendible». Y más, por seguir el halo del exquisito escritor y periodista alemán, que con tanto olfato presagió el horror del nazismo, también las ideas son pocas y simples, convertidas en 'slogans', frases hechas hábiles o sonoras, ingeniosas o no, sólo repetidas, que llegan para quedarse.

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Si los tiempos lo permitieran, si las prisas y las modas nos dejaran, habría que molestarse en «deconstruir» qué encierran esos flashes de formas o de palabras y ahondar en la información que pretenden condensar. Desmenuzar los discursos, adivinar intenciones. Sería un ejercicio que podría titularse, por ejemplo, «lo que el logo esconde», con un capítulo añadido: «que el árbol no deje ver el bosque».

Resulta, de este modo, curioso que el clímax del reciente debate sobre el estado de la ciudad, en el Ayuntamiento de Cádiz, se alcanzara con la crítica del logotipo que el Consorcio del Bicentenario ha aprobado para divulgar la celebración, con la ambición de convertirse en la marca única y común del evento. Es un ejemplo claro de que aquí, «una vez que se toma el rábano por las hojas no se suelta así como así», que decía un crítico muy agrio.

¿Es ese el principal problema que tiene la ciudad?, ¿es, al menos, suficientemente representativo?, ¿resulta prioritario resolverlo para avanzar? Más bien es muestra clara de a qué cotas hemos llegado, hasta dónde alcanza la mirada. Más allá de las cuestiones estéticas o formales del garabato en cuestión, con todos los respetos, no puede dejar de apreciarse la pugna política entre los dos grandes partidos, trasladada aquí a un episodio concreto. Se reproduce, por cierto, la polémica absurda sobre el nombre del segundo puente, «de La Pepa» para Magdalena Alvarez y el PSOE, «de la Constitución de 1812» para Teófila Martínez y el PP.

Así se van los días y se desperdician las ocasiones, sin la más mínima «lealtad institucional» inversa, esa que debería funcionar de arriba abajo, hacia la ciudadanía. Más que lejana, utópica, parece la «coalición institucional» que propuso Román en su discurso ante el pleno, para conseguir, y usó palabras de Xerardo Estevez, «una política trabada entre instituciones, partidos y personas para la convivencia democrática y para no aburrir a la ciudadanía». Todos, señor concejal, señora alcaldesa, la echamos de menos. Y estamos más que aburridos.

Pero la realidad es tozuda y se impone. Apenas 24 horas después de que los representantes del pueblo gaditano se enfrascaran en tan ambicioso análisis del «estado de la ciudad», la cruel evidencia de cuál es la situación vino del nuevo mazazo de una multinacional. Imperial Tobacco va a hacer una nueva y destacada contribución a «la ciudad subsidiada» y deja en casi un estanco la que fuera una fábrica legendaria en la historia gaditana. Los planes de la empresa suponen el práctico cierre, pues de los 65 empleados sólo 20 se van a dedicar a producción y existe la sospecha de que el final definitivo no está lejano y si no se ha anunciado ahora es porque el reciente «caso Delphi» ha aconsejado aplazar la decisión.

Hay veces en que mantener el optimismo en esta tierra, esperar el rayo verde, es un duro ejercicio de resistencia.

lgonzalez@lavozdigital.es