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Crisis y Bahía de Cádiz: coincidencias

Si en algo se han caracterizado las anteriores crisis económicas en la Bahía ha sido en la especial crudeza con que las mismas han afectado a su economía, y muy en particular, al empleo de calidad. Crisis que como la actual, también tenían, desde la óptica de la Bahía, una doble naturaleza, de una parte, origen exógeno, y contra la que se decía y se dice, que «no se puede hacer nada», la culpa es del petróleo, a la que se le unía otra característica de naturaleza propia, que si bien también era un problema nacional, tenía en nuestra Bahía unas connotaciones muy propias, la necesidad de readaptación industrial. ¿Qué ocurrió? Pues que se ignoró la situación de crisis inicial, empezándose a tomar medidas cuando otros países ya las habían desarrollado, lo que trajo consigo que los recortes industriales tuvieran que ser mucho más radicales y que, las tardías actuaciones de reconversión y posteriores de reindustrialización, a base de fondos públicos, no lograran ni de lejos, la recuperación del empleo perdido.

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¿En qué se caracteriza la crisis actual? Pues por una parte, su origen externo que de nuevo no es otro que los precios del petróleo, y por otra parte, causas propias de la política nacional, como es la previsible crisis de la construcción, pero que en nuestra Bahía tiene también sus características propias. Al estancamiento de la construcción, con municipios tan gravemente afectados como el de Chiclana (que por cierto, tantas veces expuesto como modelo de crecimiento, cuando es justamente todo lo contrario) se une la relocalización de Delphi con el traslado de su producción a Polonia, las fluctuaciones e incertidumbre de la planta Visteon Holdings España, S.L (antigua Ford) de El Puerto de Santa María, o los pedidos y empleos perdidos en la planta Offshore de Dragados, o el práctico cierre de Altadis, para nosotros siempre Tabacalera que de tener hace unos años casi mil empleados se va a quedar en 65, porque sería muy fuerte decir que cierra estando tan reciente Delphi. Es muy cierto que no es una crisis de ámbito exclusivamente comarcal, pero sí que hay que tomar medidas a nivel comarcal que atenúen sus efectos y que nos permitan superarla. La pregunta es: ¿qué se está haciendo? Si nos atenemos a los anuncios, promesas y proyectos, mucho, si nos atenemos a las realidades

Un elemento esencial para que los proyectos se lleven a cabo, es algo tan sencillo como que haya sitio en donde hacerlo, hay una coincidencia unánime en la necesidad de poner a disposición de las empresas terreno industrial, bien pero ¿Quién lo va a hacer? ¿Los ayuntamientos, que han venido asumiendo esta función en los últimos años, al proporcionarles suculentos beneficios? Porque si algunos como el de Jerez disfrutan de grandes posibilidades de expansión, no es menos verdad la nefasta situación financiera de sus arcas municipales, aunque con el «exquisito trato» que vienen recibiendo de la Junta, todo es posible. Otros en cambio, como el de El Puerto de Santa María, «renuncia de entrada», convirtiendo con «gran visión política», a la empresa municipal que dispone para tal fin, Impulsa, en una promotora-constructora más. Pero la realidad es que tanto en estos casos, como en el resto de los municipios, en la situación actual tienen grandes dificultades, cuando no imposible asumir el papel de propiciar nuevos espacios para el desarrollo industrial, por su coste, ya que son procesos que suelen iniciarse con expropiaciones y finalizan con la urbanización.

La caída de la construcción les ha hecho disminuir de forma vertiginosa sus ingresos, lo que les situará o no les permitirá salir, de los resultados negativos en sus presupuestos, con lo que no sólo no podrán invertir, sino ni siquiera volver a endeudarse, de acuerdo con las nuevas medidas adoptadas en el ámbito de la legislación local, que incrementan el control y las exigencias de endeudamiento municipal, máxime si las ayudas para la reindustrialización resultan ser créditos reembolsables en lugar de a fondo perdido.

¿Quién lo puede hacer entonces? No queda más que el Estado y la Administración autonómica, que en la Bahía, tiene un esperanzador nombre; el polígono de las Aletas, en Puerto Real. Pero de nuevo nos encontramos con una «coincidencia», pues incluso en este caso, en el que no existe el «eterno problema» que no es otro que el dinero, es decir; la financiación, nos preguntamos: ¿qué está pasando? ¿Por qué las obras no van al ritmo inicialmente previsto?

Hay que recordar (temible coincidencia) que la causa principal de que las crisis anteriores tuvieran una mayor crudeza en la economía de la Bahía de Cádiz fue el retraso con el que se llevaron a cabo las medidas que a la postre tuvieron que ser mucho más traumáticas.

Es cierto que el país está mucho mejor situación que en las crisis anteriores, y ello se refleja claramente en la diferencia del índice de inflación con respecto al que padecíamos en aquellos años, pero los temores de una inflación fuera de control se incrementan cada día, con el continuo incremento de los precios del petróleo, y sus consecuencias sobre el transporte, y en definitiva el PIB, que de nuevo habrá que revisar a la baja. En este contexto, el presidente andaluz se ha atrevido a afirmar categóricamente: «Si en los próximos meses tenemos un crecimiento económico por debajo del 2%, acudiremos al endeudamiento para la inversión». ¿Habrá que esperar a ello para que se reactiven las inversiones en Las Aletas?

En las últimas horas, se están llevando a cabo nuevos «anuncios» de proyectos para la Bahía, como es la planta de vehículos en los terrenos de Delphi, y deben estar «al caer» nuevos anuncios sobre el polígono de las Aletas, pero es vital incrementar la velocidad y empezar a ver realidades.

Si ignoramos la mayor, como es la existencia de la propia crisis, como ocurrió en los inicios de la crisis anterior, no tomaremos las medidas críticas necesarias a tiempo, y la sangría será mucho mayor, que ya nos ha pasado antes. ¿Se trata sólo de meras coincidencias?