España se reserva ante Grecia para el cruce ante Italia de cuartos de final
La selección se limitó a cumplir el expediente y ganó a una débil campeona que se despide con derrota Con la 'roja' jugaron dos gaditanos: Juanito y Güiza, quien marcó el segundo tanto para los de Aragonés El ayer capitán estuvo acertado en todos sus pases e incluso se atrevió con algún disparo
| Actualizado: GuardarLa motivación ha viajado a Viena para el partido del domingo a vida o muerte de cuartos contra Italia y el estadio de Salzburgo fue anoche escenario de un partido sin tensión de España ante la débil Grecia. No se les podía exigir más a los reservas de la selección, que han tratado de tensionarse a sí mismos en los últimos días con mensajes internos sobre la importancia de disputar un choque en la Eurocopa, aunque sea de trámite, pero a los que, a la hora de la verdad, esa intrascendencia les pesó como una losa.
El ritmo apareció a ráfagas y sólo Xabi Alonso, junto a Cesc el hombre sacrificado para esta cita de Austria y Suiza, buscó el protagonismo que reivindica en los entrenamientos. Güiza también quiso hacer cosas, pero sus ansias por marcar le jugaron una mala pasada hasta su gol en la recta final. La falta de conjunción fue notable entre unos futbolistas que han asumido su rol secundario y que no se conocen en el campo. Hubo desajustes en todas las líneas y el escaso peligro español se fraguó siempre en fogonazos individuales alejados de esa colectividad que reclama Luis Aragonés.
Estuvieron lentos y despistados los menos habituales españoles, a los que no les funcionó el sistema de toque rápido y preciso que tanto han ensayado en la concentración de Neustift. Xabi Alonso se dio cuenta de ello e intentó suplir esa carencia con disparos lejanos que obligaran a los griegos a dar un paso atrás. Fue sin duda el mejor de la selección y sus tiros a puerta -uno de ellos se estrelló en el palo- demuestran que está enchufado y que es un secundario de lujo en esta plantilla.
Error de marcaje
El error de marcaje en el gol de Charisteas, el único que ha anotado Grecia en la Eurocopa, demostró que la tensión estaba lejos de Salzburgo. Se pueden producir fallos defensivos, también los titulares los han tenido, pero el heleno entró a rematar en el área como si las camisetas rojas no existieran. Soltar a todos los reservas a un estadio a no jugarse nada tiene estas cosas. Tampoco ayuda que el seleccionador declarara la víspera que el principal motivo por el que recurría a los otros era para dar descanso a los titulares. Dicen estos jugadores que cada uno tiene su función y que hay que estar preparado por si surge una oportunidad, pero las palabras de Aragonés dejaban claro que, salvo sorpresa mayúscula, la puerta para ellos está cerrada. Así es difícil motivarse.
Debieron pensar los internacionales que, dadas las circunstancias, había que tratar de divertirse. El correcalles en el que se convirtió la segunda parte contribuyó a presenciar un choque algo más vistoso. Y claro, en el desorden y el caos suele sacar provecho el equipo con más talento. Con la estrategia del toque en el baúl de los recuerdos, España, como ya hiciera ante Suecia, cambió de chip y apostó sin complejos por el juego directo.
Así llegó el soberbio tanto del empate de De la Red, que aprovechó una dejada de cabeza de Güiza tras un balón al área de Cesc. Estuvo muy apagado el centrocampista del Arsenal, que no termina de aprovechar sus escasas opciones para brillar en la competición.
Los dibujos tácticos eran para entonces borrosos y los jugadores de ambas selecciones se movían a impulsos. En este terreno los de los españoles eran más peligrosos y sacaron a relucir su mayor calidad. De hecho, acabaron llevándose el partido. Lo hizo Güiza, que se estrenó por fin con la roja al aprovechar otro balón largo. Fue, además del buen tono de Xabi Alonso, la mejor noticia de un choque intrascendente para una selección que supera la racha de 1920 al sumar ya diez victorias consecutivas. La Eurocopa para el equipo nacional, la de verdad, empieza el domingo en Viena ante Italia, su verdugo en torneos oficiales en los últimos 88 años. La motivación ya está en Viena para escribir el destino de España en Austria. Hay que romper la maldición.
Xabi Alonso cumplió como cerebro de la selección
Xabi Alonso brilló en un partido discreto de España, aunque ante los griegos no había nada en juego, pues la clasificación para los cuartos de final estaba ya conseguida.
El centrocampista del Liverpool, que jugó su partido número 45 como internacional, estuvo siempre acertado. Se ofreció constantemente y, sobre todo, se proyectó mucho en ataque, con mucha llegada y disparos lejanos muy peligrosos.
Alonso sorprendió en la primera mitad con un tiro desde el centro del campo que cerca estuvo de convertirse en gol al pillar a Nikopolidis adelantado.
El centrocampista, que llevó el brazalete de capitán, realizó otro bonito disparo en el primer acto que salió rozando el poste izquierdo del cancerbero griego.
Lo siguió intentando en la segunda mitad, en la que antes del tanto de Rubén De La Red, enganchó otro chut desde lejos que se estrelló en el poste de Antonis Nikopolidis.
Alonso llevó la manija de España en el centro del campo, especialmente en la segunda mitad, en la que, definitivamente, desplazó a Cesc del sitio para hacerse con la dirección del juego.
Aragonés le ofreció una oportunidad de demostrar su valía en el puesto que ocupa como titular Marcos Senna y el jugador del Liverpool, experto en batallas europeas con su equipo, la aprovechó y no defraudó. Sólo le faltó marcar para completar una buena noche, aunque lo mereció sobradamente.