COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Dice Google

En este país de chismosos y cotillas en el que nos pasamos la mayor parte del día charlando, pontificando y torturando al que tenemos al lado, existe la consigna de que hablar en público es la tarea más complicada que se le puede presentar a un ser humano. Basta con decir en una reunión que alguien tiene que leer o que decir algo a los demás, para que empiecen las excusas «yo lo paso muy mal», «estoy muy nervioso», «no sé qué decir» argumentan los que serían capaces de ganar un maratón de chismorreos en el descansillo de la escalera. Los españoles hablamos mucho, es cierto, pero somos malos comunicadores. Ni los políticos saben transmitir, defender o argumentar una idea sin irse por las ramas, ni los gobernantes saben llevar a término una idea, ni siquiera los docentes son capaces de sembrar entre sus alumnos que la palabra es un arma cargada de futuro. Y de ahí vienen la mayor parte de nuestros males. En Europa, y sospecho que también en Estados Unidos, los niños están obligados a realizar composiciones orales sobre temas diversos que les ayudan primero a vencer ese estúpido prejuicio de la vergüenza y luego a enriquecer su vocabulario y adquirir técnicas de comunicación. Pero aquí, los niños y sus maestros juegan al ratón y al gato y salir a la pizarra es sinónimo de «ya me cogió», mientras se desarrollan todo tipo de habilidades para escaquearse, habilidades que se ponen en práctica a temprana edad y que ya servirán para siempre. Hablamos, sí, pero ni sabemos mantener una conversación ni conseguimos comunicarnos.

| Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Por eso, no me ha extrañado que el Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación se lo hayan dado a Google. Total, dicen que los jóvenes pasan más horas ante el ordenador que ante la vida. Pues será por eso.