El presidente de EEUU, George W. Bush, comparece en la Casa Blanca acompañado del secretario de Energía, Samuel Bodman./ AP
la explotación de alaska y el esquisto, sus principales apuestas

Bush insiste en las nuevas extracciones de petróleo como medida para afrontar la subida del precio y paliar la crisis

El presidente de EEUU culpa al Congreso, de mayoría demócrata, de la escalada de precios, motivada por el encarecimiento de la gasolina

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El presidente de EEUU, George W. Bush, ha vuelto a la carga e insiste en responsabilizar al partido demócrata, con mayoría en el Congreso, de dificultar la recuperación económica del país frente a la crisis que se desató el pasado verano. Bush ha insistido en un petición al Congreso para que permita las extracciones de petróleo en alta mar en las costas estadounidenses, donde hay reservas de 18.000 millones de barriles.

Hasta ahora, el presidente estadounidense había pedido que se autorizase la explotación de la Reserva de Alaska pero a esto añade una novedad: derogar una ley vigente desde hace más de 25 años que prohibe la construcción de plataformas petroleras en aguas estadounidenses en alta mar, dado que Bush considera que "está anticuada y es contraproducente"

En la misma línea se pronunció ayer el candidato republicano a la Presidencia, John McCain, que propuso también levantar la prohibición, en un discurso de campaña en Texas. Sin embargo, el senador ofreció cálculos más optimistas sobre las reservas disponibles en alta mar, donde, según él, hay al menos 21.000 millones de barriles.

La culpa, del Congreso

La segunda propuesta de Bush es obtener petróleo de esquisto, una roca que produce el hidrocarburo al ser calentada. Estados Unidos cuenta con depósitos enormes en Colorado, Utah y Wyoming, que podrían generar 800.000 millones de barriles. Sin embargo, su extracción es mucho más cara que la explotación de yacimientos normales. En la última comparecencia de Bush con respecto a una salida energética independiente al petróleo, apostaba por el etanol.

Para que estas medidas prosperen, es necesario el apoyo de los demócratas, que cuentan con mayoría en el Congreso. Bush, lejos de acercar posturas, les ha responsabilizado de la culpa de la escalada de precios de la gasolina en Estados Unidos por no aumentar la producción, algo que sólo se produciría si se derogan las leyes que vetan las nuevas extracciones y la explotación de Alaska. Pero ni siquiera cuando los republicanos dominaban ambas cámaras, mayoría en el Congreso y en el Senado, logró levantar las restricciones.

Bush se ha quejado de que el Congreso prohibiese el arrendamiento de tierra federal para la explotación del petróleo de esquito y ha instado una vez más a la legislatura a que permita la explotación en la Reserva Nacional Artica de Vida Animal de Alaska, un gigantesco parque natural de 7,7 millones de hectáreas.

Más refinerias

Por último, el presidente ha solicitado que se agilice el proceso de entrega de permisos para construir refinerías en el país. Bush ha lamentado que hasta ahora los demócratas han rechazado "virtualmente toda propuesta" para aumentar el bombeo nacional de crudo: "Ahora los estadounidenses están pagando el precio en las gasolineras por esta obstrucción".

Actualmente el precio medio de la gasolina ha superado los cuatro dólares por galón (3,78 litros) en Estados Unidos, lo que ha agravado la ralentización económica del país. Harry Reid, el líder de los demócratas en el Senado, ha respondido al presidente que explotar los yacimientos de alta mar no reducirá los precios de la gasolina y ha interpreado que la propuesta "representa otro gran regalo para las compañías petroleras que ya se embolsan millones de dólares en beneficios".