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La 'roja', a ritmo de Mozartz
De nuevo ataviados con la camiseta roja, banderas rojigualdas, muchos de ellos con pelucas, otros con monteras, los seguidores de la selección española se hacen notar
SALZBURGO Actualizado: GuardarLa afición española presente en la localidad austríaca de Salzburgo anima a la Selección tanto fuera como dentro del estadio Wals-Siezenheim, a pesar de que el partido contra Grecia resulta a priori intrascendente, dado que España ya es primera de grupo y los helenos están eliminados.
La noticia de que el rival en cuartos será Italia tampoco ha amilanado a los aficionados que ya se prodigaron en la víspera, pero sobre todo durante las horas previas al partido en Salzburgo, que, con algo más de 150.000 habitantes, supera por poco a Innsbruck y es la cuarta ciudad de Austria en población, por detrás de Viena, Graz y Linz.
De nuevo ataviados con la camiseta roja, banderas rojigualdas, muchos de ellos con pelucas, otros con monteras, los seguidores de la selección española se hacen notar, esta vez en la localidad donde vio la luz, en 1756, Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los más grandes prodigios de la historia de la música.
Entremezclados con los seguidores griegos, con los que en todo momento sintonizaron, los españoles no sólo repitieron sus habituales cánticos -como el 'Que viva a España' y el 'A por ellos'-, sino que añadieron a su repertorio estrofas alusivas no al rival de hoy, sino al próximo.
De esta forma, adaptaron canciones con letras dedicadas a Italia, cuádruple campeona del Mundo -y una de Europa-, a la que los hombres de Luis Aragonés se medirán en Viena el próximo día 22. Cerveza en mano se ven las cosas con mayor optimismo y desenfreno, así que muchos le cantaron a esa fecha como la del regreso a casa de los transalpinos.
Y de la misma manera que sucediera en Innsbruck, donde España goleó a Rusia (4-1) antes de derrotar a Suecia (2-1), un elevado numero de aficionados demostraron que no sólo existe el fútbol en sus mentes.
Así, algunos aprovecharon para visitar la casa donde nació Mozart, en la Getreidegasse, una de las estrechas calles más conocidas de la ciudad. Unos entraron en el que fuera el hogar infantil del precoz genio salzburgués. Otros se limitaron a fotografiarse ante el edificio. Con su camiseta roja. Ante la fachada amarilla.
Los jardines de Mirabell también se llenaron de seguidores de la 'Roja' y las banderas españolas añadieron colorido al casco antiguo de una ciudad que amaneció gris y lluviosa; y que llegada la hora del encuentro acabó soleada y con un cielo azul y despejado que permitió admirar la inmensidad de las montañas próximas a la ciudad.
En la que más de un aficionado español se adentró en sus iglesias y en la Catedral; y numerosas camisetas encarnadas se hicieron notar también en la Festung del Hohensalzburg, la fortaleza que corona la localidad que baña el Salzach, próxima a una de las zonas más bellas del país, el Salzkammergut.
De nuevo quedaron representadas, sobre banderas rojigualdas, numerosas localidades españolas, como Zaragoza, Zamora, Valencia, Guadalajara, Benicarlo (Castellón), Elche (Alicante), Burgos o Valladolid. Y otra vez ondearon banderas autonómicas, como las de La Rioja, Canarias, Extremadura o Asturias.
Y antes de que rodase el balón, sonaron los himnos. Los griegos entonaron el suyo. Después de que los españoles tarareasen la Marcha Real. El fútbol hace vibrar a muchos seguidores que aprovechan para ampliar sus conocimientos en un país como Austria, en el que la belleza natural se mezcla con la música y el arte. Algunos ya esperan ansiosos el siguiente barniz cultural. En Viena. Antes del choque contra la 'azzurra'.