«Ensayé los penaltis el día anterior» Listo para jugar en Segunda B
Abraham Paz intentaba digerir ayer el error que acabó por confirmar un descenso del que «todo el mundo es culpable menos la afición, que lo ha dado todo»
| Actualizado: GuardarEl nombre del día. El hombre que asumió la responsabilidad de salvar una temporada o ponerle su apellido al momento más fatídico de la reciente historia del cadismo. Abraham Paz. Fue valiente, pero erró. En pocos errores se vislumbra la gloria y ayer su nombre fue arrastrado por gran parte de los mentideros futbolísticos de la provincia.
Su día después fue como el posterior a un gran desengaño amoroso. Un día que se vive entre algodones, lentamente, huyendo de las grandes emociones, rodeado de seres queridos, esperando a que cierre la herida. «Lo que pasé el domingo en un minuto no se lo deseo a nadie. La responsabilidad era mía y no pensaba eludirla. No quería esconderme detrás de ningún compañero porque era consciente de la máxima importancia que tenía el que se metiera o no ese penalti», recuerda el futbolista.
El canterano cadista estaba convencido de acertar con la red. En los últimos dos ascensos del Cádiz, ante Las Palmas y Xerez, había convertido con éxito sendas penas máximas. No hay dos sin tres, pensó. Pero se equivocó, y eso que estaba prevenido y preparado. «Puede parecer mentira, pero estaba seguro de que habría un penalti y que nos lo jugaríamos con ese tiro. Por eso, ensayé los penaltis el día anterior. Me quedé solo tras el entrenamiento a practicar, pero no sirvió de mucho», se lamenta el defensa.
El palo con el que chocó Paz fue la misma madera con la que se estrelló todo el cadismo. Una jugada cruel que resume toda una temporada de despropósitos, a los que el canterano prefiere no poner paños calientes. «Lo que ha pasado hay que analizarlo tranquilamente, pero lo único que está claro es que todo el mundo es culpable menos la afición, que lo ha dado todo. Sólo hay que ver cómo se portaron en Alicante», dice agradecido Paz.
El desapego con el que se levantó ayer de la cama la masa social de Cádiz no sorprende al canterano. «Es normal que ahora nadie quiera ir al fútbol, que dejen de animar. A la afición tenemos que ir ganándonosla poco a poco. Primero habrá que ganar partidos, que el equipo vaya hacia arriba y, entonces, la gente volverá a estar con nosotros. Estoy seguro», asegura el portuense.
A la afición le pide perdón. A la afición le pide apoyo. Todo a cambio de asumir la responsabilidad del descenso: «Los jugadores tenemos parte de culpa. Debimos adaptarnos a lo que iba pasando y no culpar a los entrenadores. Pero teníamos una plantilla que no estaba preparada para luchar por la permanencia. Teníamos la mejor plantilla que ha tenido el Cádiz en su historia, pero para luchar por otras cosas».
A Paz le duele el pasado y, por eso, prefiere mirar al futuro. «Hay que dar ánimos a Muñoz, que lo ha intentado todo. Pero vamos a necesitar el apoyo de la gente. Ahora es cuando se demuestra el cadismo. He jugado en todas las categorías y sé lo difícil que es salir de Segunda B. El ejemplo ahora son equipos como el Oviedo, que el domingo tenía 24.000 personas en el estadio, jugando en Tercera», concluye Paz.
restevez@lavozdigital.es Abraham Paz y Raúl López son los únicos componentes de la actual plantilla del Cádiz que formaban parte del último equipo cadista que jugó en Segunda B. Una experiencia impagable en la actual situación del conjunto amarillo. El canterano asegura que su compromiso con el Cádiz está más allá de categorías futbolísticas. «No se me van a caer los anillos por jugar en Segunda B. Si quieren me quedaré en el equipo la próxima temporada», afirma convencido.
Consciente de la dificultad que entraña volver a la luminosidad que emana el fútbol profesional, Paz ya anuncia su receta para que el descenso sólo sea la pesadilla de una noche de doce meses. Ni uno más. «Necesitamos mucha humildad. No creernos mejores que nadie por haber jugado en Segunda ni en Primera. Hay que hacer un equipo basado en el trabajo y olvidarnos de todo lo demás».
En cuanto a la necesidad o no de desmantelar la actual plantilla, Paz no lo tiene claro. «La afición quiere a gente nueva, pero siempre es bueno mantener una columna vertebral».