TRABILITRANES

Historia de los festivales (IV)

N os habíamos quedado la pasada semana señalando a dos importantes propulsores de los festivales flamencos veraniegos: Jesús Antonio Pulpón y Antonio Mairena. Amén de la vinculación de ambos con la creación de uno de las citas de estas características con más peso en toda Andalucía, el Festival del Cante Jondo de Mairena del Alcor.

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Unos días después de la primera celebración de éste, se sumó la población sevillana de Écija, que si bien ya había celebrado algún acontecimiento de entidad, celebró el 15 de septiembre de 1962 su Gran Festival de Cante Grande. Un año en el que debemos recordar el acaecimiento de un hecho se singular importancia en todo el flamenco, pero especialmente en el entorno de la provincia de Sevilla: la concesión de la III Llave de Oro del Cante al maestro de los Alcores, Antonio Cruz García. Este hecho derivó en una serie de homenajes al cantaor y Écija no quedaría detrás.

En el capítulo de lo anecdótico -como señala el compañero Manuel Martín Martín- el día de inauguración «se destapó en la Ciudad del Sol una tormenta de tamaña dimensión que hubo que celebrarse en el local refrigerado del Cinema Cabrera». De todas formas se desarrolló, a impulsos sobre todo de ese gran aficionado llamado Curro To-rres, con un cartel extraordinario conformado por el homenajeado Antonio Mairena, Juan Talega, Perrate de Utrera, El Chamona, Platero de Alcalá, Juana la Feonga, Paco El Clavero, El Cuchara, El Barbero de Sevilla, Juan Acosta, Diego el del Gastor y Manuel Molina.

Como también advierte Martín, este festival tuvo una vida bastante efímera pero fue el predecesor de la que en la actualidad es la Noche Flamenca Ecijana que nacería en 1973.

Como curiosidad, el proceso de selección artística es bastante singular, ya que no se eligen los artistas que van a actuar primero, sino que se fijan previamente los estilos flamencos que fomenten un mayor interés en el público.

Una vez señalados, se eligen los artistas -cantaores y guitarristas- que mejor se amolden a dichas variantes. Gracias a este proceso que, he de decir, ignoro si persiste en la actualidad, se consigue la oferta de un gran abanico de posibilidades estilísticas, ante la soporífera presencia de lo mismo de lo mismo que se suele ofrecer en cada cita de este tipo.