La conciliación tiene precio

Amelia se enfrenta este año a su primer verano como madre trabajadora y ha comenzado a descubrir que la conciliación de la vida laboral y familiar es sólo una teoría. Ni ella ni su marido podrán hacerse cargo de sus hijos, de cuatro y siete años, durante los meses de verano y, por ello, ahora estudian soluciones para ofrecer a los pequeños unas vacaciones similares a la del cualquier otro niño de sus edades.

La opción de la niñera es la que más agrada a la pareja, ya que no quieren que los pequeños sigan en el colegio durante los meses de vacaciones. «Ellos también necesitan despejarse y si no les gusta ir en invierno, ¿cómo los voy a mandar en verano?», asegura Amelia. Sin embargo, esta alternativa les va a suponer un importante desembolso económico, ya que si hasta ahora pagaban 350 euros a la niñera por cuidar de sus hijos por las tardes, ahora tendrán que doblarle el sueldo para que se haga cargo de ellos también por las mañanas. Además, otros días tendrán que pedir favores a primos, tíos y familiares, ya que esta situación tendrán que soportarla durante el mes de julio, agosto y los primeros días de septiembre.

Además de pagar un alto precio por la conciliación, también tendrán que tomar otras medidas, como la de tomarse las vacaciones por separado. «Mi marido cogerá una fecha y yo otra para que podamos quedarnos con los niños», asegura esta trabajadora. También verán reducidos sus ingresos en esta época de forma importante. Amelia considera que el Ayuntamiento gaditano no aprovecha las condiciones de la ciudad como debería. «Tenemos una ciudad perfecta para llevar a cabo todo tipo de actividades y facilitarnos el verano a los padres que trabajamos», agrega. Mientras tanto, tendrá que estar con un ojo en la oficina y con otro en la playa.

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