Yordi certifica el milagro

El Xerez se queda con su traje de plata, se salva, consiguió asegurar la octava temporada de manera consecutiva en la Segunda División del fútbol español gracias a la octava victoria seguida en un Chapín que nunca antes se había puesto tan guapo, tan azulino. La historia del fútbol en Jerez está huérfana de grandes éxito pero salpicada de tremenda celebraciones y ayer, hoy y durante varios días Jerez será fiesta. Será alegría porque podrá disfrutar un año más del fútbol profesional, porque ha padecido una temporada cargada de penurias futboleras y porque un grupo de muchachos liderado por un técnico malagueño les ha proporcionada un último tramo de competición, un último partido en casa cargado de emotividad y entusiasmo.

Pepe Mena fue el último que reventó Chapín con aquel gol ante el Toledo que suponía el ascenso a Segunda División. Ayer Yordi recogió el relevo y certificó la permanencia en esta linda categoría, dio fe del milagro obrado desde la llegada de un Esteban Vigo que ha sido capaz de hacer lo que parecía imposible, de recomponer un plantilla más que decente y de transformar cada triste tarde de fútbol en Jerez en jornadas de triunfales. Se logró ante un Elche entregado, abrumado por la avalancha de oportunidades que crearon los xerecistas. El Deportivo controló de principio a fin un partido en el que sólo se temió por el incomprensible desacierto de cara a portería. Los de azul se aproximaban una y otra vez a la portería del conjunto ilicitano sin demasiado atino hasta que apareció la figura del máximo goleador de la categoría. Yordi puso fin al sufrimiento, pues durante menos de un minuto el Deportivo fue virtualmente equipo de Segunda División. Los resultados no acompañaban y el empate mandaba, y hubiera mandado, al conjunto jerezano al pozo de Segunda B.

El once de la salvación

Porato faltó a la cita y repartió la gloria con un Chema que ha tenido que apoyar a los suyos desde el banquillo en buena parte del campeonato. El meta del deportivo iniciaba una alineación que pasará a la historia, el definitivo once de la salvación conformado por Juan Luis Redondo como lateral derecho, Vicente Moreno y Aythami como pareja de centrales y Jesús Mendoza cerrando una línea de cuatro que poco tiene que ver con aquella inquietante defensa con la que el Deportivo arrancó el campeonato. Por delante de ellos Luque y Abel Aguilar. El cordobés se coló en el once en el tramo final gracias a la lesión de Samuel y ha complementado perfectamente a un Abel Aguilar que por fin se ha destapado como el gran jugador que es. En las bandas, dos puñales, posiblemente de lo mejorcito de la tarde de ayer, un enorme Pedro Ríos y un desbordante Carlos Calvo. El madrileño fue la fuente de peligro de la que bebieron buena parte de los atacantes azulinos. Se marchaba de uno, de dos, aguantó agarrones, patadas y regaló pases de gol. Viqueira ofreció un buen muestrario de su juego y se convirtió en una referencia en la frontal del área sobre la que todos se apoyaron. Arriba, repitió la que ha sido la principal arma de este equipo, el futbolista que ha aguantado con vida a este conjunto cuando pocos daban la cara, el máximo goleador de la categoría: Yordi o el alma de este Xerez Club Deportivo.

Los once elegidos no se desparramaron en tromba, pero el chispeo de los primeros diez minutos sirvió de preludio para la incesante tormenta azulina. Mendoza comenzó a tirar del carro. De su asociación con Calvo nacieron las primeras llegas. A partir del cuarto de hora el Elche se vio acorralado a base de saques de esquina, pero los de Esteban no lograron materializar ninguna de las cinco claras ocasiones que tuvieron en la primera parte: Pedro Ríos falló dos manos a manos (en uno de ellos incluso tenía a su lado a Luque); Mendoza entrando desde atrás se plantó ante Bouchard sin saber cómo superarlo, Yordi no fusiló un pase de la muerte de Carlos Calvo por culpa de un inoportuno bote y ni Aythami ni Aguilar marcaron en una doble ocasión en el descuento de la primera parte.

El duelo se reanudó con un claro penalti a Pedro Ríos que el colegiado no quiso pitar, pero ni Pérez Lima ni ninguno de sus asistentes (que no pararon de levantar el banderín) logró frenar el milagro. A reglón seguido, Perico le dio continuidad al goteo de ocasiones xerecistas con un tiro cruzado que se marchó a centímetros del palo de la portería del conjunto ilicitano. El enésimo fallo de cara a puerta del jerezano sirvió de prólogo para el tanto que certificaría definitivamente la salvación. Quién si no. Yordi fue el autor del gol. El isleño remató ante la pasividad de la defensa un centro de Viqueira, que se había descargado hasta el carril diestro. El cielo de Jerez quedó cubierto por un enorme grito de gol, de liberación de salvación, de la permanencia de un Xerez Deportivo que ponía fin a la agonía de la supervivencia.

Allí acabó todo. Los xerecistas pasaban el juicio final y se quedaban soñando con la liga de las estrellas. Ya casi no importaba que Perico se quedara en el intento de lograr el segundo o que el genio de Antoñito hiciera temblar de temor los palos de la portería de Bouchard. El Xerez se quedaba en Segunda, subía hasta la decimoquinta plaza de la clasificación final con 52 puntos que le colocan a la misma altura que el Albacete, el Celta, el Nàstic y el Eibar y como epicentro de una fiesta del xerecismo que se desparramó por los cuatro costados de Jerez.

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