Petróleo sin control
| Actualizado:a decisión de los ministros de Finanzas del G-8 reunidos en Osaka de encomendar al FMI y la Agencia Internacional de la energía la realización de un estudio sobre las causas de la vertiginosa escalada de los precios del petróleo en los últimos meses, pone de manifiesto que el precio del crudo se ha convertido en uno de los elementos que generan mayor inquietud en el mundo desarrollado. Pero el desasosiego de los responsables económicos de los países más industrializados del mundo se ha visto incrementado por las dificultades objetivas para realizar un diagnóstico acertado del problema de encarecimiento de las materias primas y los remedios mas adecuados para hacerles frente. Una economía global aún convaleciente de la crisis financiera de mediados de 2007asiste impotente al inexorable aumento del precio del barril de crudo cuyo impacto en el crecimiento económico y en la inflación se ha convertido en el problema más acuciante del Grupo del los Ocho y el conjunto de países desarrollados. El funcionamiento del cártel de países productores de petróleo, tradicionalmente opaco en sus decisiones y cicatero en la información sobre reservas de combustible de origen fósil, se aprecia ahora como un factor imprescindible para reformar un mercado de carburantes en beneficio de la transparencia y la eficacia. Porque si no se ha recortado el nivel de producción de petróleo y se están detectando hallazgos de bolsas importantes de hidrocarburos, como la recientemente encontrada por Repsol en las costas de Brasil, no entra en la lógica económica que el precio siga subiendo inexorablemente. Algunos países sostienen la teoría de la especulación como determinante en formación artificial de precios y es posible que la iniciativa de realizar un estudio a fondo contribuya a ofrecer algunas respuestas pero los países dependientes de la energía derivada de combustibles fósiles y entre ellos España no pueden quedarse esperando que pase la tormenta o que la petición para que la OPEP baje los precios surta efecto. Todos los indicadores apuntan que una política económica realista pasa por afrontar una reflexión sobre nuestra capacidad de recurrir a energías alternativas, incluida la nuclear, y mejorar la eficiencia en el consumo que reduzca la factura del petróleo capaz como se ha visto en días pasados de provocar convulsiones laborales de gran impacto social.