¿Crisis? ¿Qué crisis?
Todos estamos de acuerdo en que las penas, con pan, son menos penas, y de igual modo se podría decir que las alegrías, sin pan, simplemente no son. La actualidad, no obstante, demuestra otra máxima que podría decir así: «las penas y la falta de pan, con la Selección, también son menos»; será porque el hambre de gol eclipsa a todas las demás. Así, en el Gobierno deben estar dando gracias a Dios (es un decir, por supuesto) porque la no-crisis que no estamos padeciendo haya coincidido con un verano en el que hay Eurocopa y Juegos Olímpicos. Es una lástima que mientras los eventos deportivos tienen una duración determinada, el otro evento haya venido para quedarse indefinidamente.
| Actualizado:No sé si cuando lean esto la situación habrá mejorado pero, en cualquier caso, da que pensar. Hay quien dice que todos los problemas son consecuencia del precio del petróleo y, por tanto, poco puede hacer el Gobierno. Sin embargo, que se sepa, en ningún otro país de Europa o Norteamérica la situación es tan tensa como en España. Quizá es que, mientras allí se veía venir la crisis del crudo y se hizo lo que se pudo (al menos prepararse y no negarla), aquí también se veía que estaba crudo lo del crudo (y lo del ladrillo) y lo que se hizo fue llamar antipatriota a todo aquél que tuviera ojos para ver y boca para hablar. Por cierto, las últimas noticias son que el Presidente se queda sólo en la defensa de la Nación, y ya es el último patriota que queda en toda ella, el único hispano nostálgico de Supertramp que aún dice: ¿Crisis? ¿What crisis?
En cuanto a lo del transporte, la mayoría de los ciudadanos no entendemos la situación. Que menos del 20% de un sector detenga al 80% restante, cause parálisis en otros sectores, psicosis en la población y desabastecimiento general, es síntoma inequívoco de la debilidad estructural de esos cimientos que solemos creer que nos protegerán de todo mal, pase lo que pase. Dicho de otra manera: si esto dura 10 ó 15 días más, la gente se apuñalará en las esquinas por el último yogur de fresa. Y es que no se puede menospreciar el poder mafioso de los piquetes informativos especializados, que defienden con uñas, dientes y mecheros su derecho constitucional a achicharrar viva a la gente. El Ejecutivo tiene entre las manos una patata caliente, y esta vez no hay nadie a quien pasársela. Si cede ante los camioneros, entonces vendrán los no camioneros (el resto del país) para reclamar, con razón, igualdad de la buena: su ración de leche de la arrugada y vacía teta del estado-cigarra que lo gastó todo en gilipolleces en lugar de imitar a la hormiga previsora. Ea, ya tiene trabajo la bufona del Gobierno, a ver si así deja de intentar coserle, por cojones, ovarios al diccionario.