COLOR. Los payasos y magos tomaron ayer las calles de El Pópulo y la Plaza de la Catedral.
Cultura

Al calor de los cuentos

El Festival Internacional de Cuentacuentos terminó ayer en Cádiz con un maratón de historias bajo un sol de justicia

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No sólo el pequeño conejo rosa y blanco de la chistera tenía miedo al gran mago Burdelius. Alberto que atendía sentado en su sillita de paseo a todo cuanto sucedía en la Plaza de la Catedral no tardó en ponerse a llorar cuando el hechicero intentó tocar su cabeza con la barita mágica.

Burdelios y todos los personajes del Gran Circo Intergaláctico fueron los encargados de poner en marcha ayer las actividades preparadas para celebrar la última jornada del Festival Internacional de Cuentacuentos que comenzó el pasado martes.

Los pequeños más madrugadores se tuvieron que conformar con su imaginación y las historias que esta le proporcionaba para abrir boca hasta que una hora más tarde de lo previsto comenzará el desfile de fantasía.

Una hora más tarde

Al fin a las 12.30 llegó el gran momento. Desde la plaza de San Félix, el gran mago Burdelios y su séquito formado por fantásticos animales como un dragón y un elefante rosa con lunares azules iniciaron el pasacalles por El Pópulo para desembocar en la Plaza de la Catedral donde tuvo lugar la función circense.

Tras finalizar los trucos de magia le llegó el turno a los narradores de cuentos. El calor que hacía en la mañana de ayer obligó a la organización tener que trasladar las sillas preparadas para el público a la jaima saharaui situada junto al escenario principal. Las mujeres que en ella tenían instalada una tienda con productos de su pueblo, cedieron un espacio para que los pequeños disfrutaran de una agradable mañana. También dos sombrillas que prestaron los bares de los alrededores hicieron sombra para que el cubano Aldo Méndez presentará a los distintos cuentacuentos.

El año pasado la mañana fue lluviosa, ayer el calor amenazaba con convertir el espectáculo en una cita infernal, tan sólo queda esperar para ver que pasa el año que viene. Si nieva el narrador Aldo Méndez deberá cumplir su promesa y aparecer disfrazado de Papá Noel.