Los productos básicos y el vaivén de precios
La enésima consecuencia del paro en el sector del transporte podría aparecer en la inflación. La ley de la oferta y la demanda establece que a poca cantidad de un producto, suben los precios. Eso es lo que ha pasado y está pasando todavía entre algunos de los alimentos más sensibles a la falta de reparto. Es el caso de una lechuga, que hace una semana le costaba a un tendero en el mayorista a 50 céntimos y esta semana se pagaba a 1,50. Eso supone que en la venta al público el coste vaya, como mínimo a 1,80. Y así con otras frutas, con los tomates, con la cebolla y con el pescado en general. El resultado son precios inflados por la carestía y otro golpe más al bolsillo del pequeño consumidor.
| Actualizado: GuardarPero la ley de la oferta y la demanda también establece que cuando hay mucho género, los precios bajan. Esta circunstancia se podría dar perfectamente la semana próxima, cuando lleguen de pronto a los mercados todos los alimentos que habían estado almacenados y con el agravante de tener que venderse a más velocidad porque están más maduros de tanto tiempo reservados. Lo lógico sería que la venta al público fuese más económica, si bien más de un comprador teme que, una vez que los precios se han disparado, no logren bajar. Sin embargo, el vendedor (sea en el nivel mayorista o en el minorista) siempre preferirá colocar la carga aunque sea a un menor beneficio antes que tirarla. En este caso, el ciudadano de a pie ganaría y el vendedor, perdería.