Agresivos

adie hace más daño al derecho de huelga que quien intenta escudarse tras él para agredir directamente a los demás ciudadanos, algo completamente distinto de las molestias que pueda ocasionarnos un paro que nos prive de sus servicios. Al dificultar o incluso impedir el derecho de tránsito de millones de personas -sólo de una ya sería condenable- los camioneros se ponen al margen de la ley, y atraen hacía sí las justas iras de los ciudadanos, que reclaman con razón al Estado que restablezca el orden. Según se ha argumentado, ¿qué pasaría si los conductores de autobuses cruzaran en las carreteras sus vehículos, los militares sus tanques o los aviadores sus aviones? Esa pequeña minoría, pero vociferante, agresiva y organizada de camioneros está dando la peor imagen de su profesión, volviendo a recordar viejos clichés sobre su ciega prepotencia en la carretera y en otros campos. Como otros, a quienes no quiero ni nombrar, recurren a la violencia 'para ser eficientes'; y como ellos, pierden así toda la razón que pudieran tener y se atraen el rechazo de toda persona de bien, junto con la necesaria represión por parte de las autoridades realmente responsables.