INSULINA. Onofre Lorente destaca que «hay enfermos con más riesgo como los diabéticos».
Jerez

Normalidad en el día a día gracias a la previsión

Los negocios del centro de Jerez viven bien abastecidos la cuarta jornada de crisis por los paros de los transportistas

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Ni la Tercera Guerra Mundial, ni caos generalizado. Ayer, los negocios del centro de Jerez vivieron con relativa tranquilidad la cuarta jornada de crisis provocada por los paros que los transportistas han convocado en toda España y que ha impedido la llegada de suministros desde el fin de semana.

Las dramáticas estampas vividas desde el lunes en los supermercados y en algunas tiendas, con lineales y estanterías vacíos y los ciudadanos instalados en una psicosis consumista que aún agravó más la falta de productos, no ha sido la tónica en bares, restaurantes, farmacias o las oficinas de Correos. Y no es que estos establecimientos hayan podido permanecer ajenos a la falta de abastecimiento por la inmovilización del transporte de mercancías, sino que la previsión y el almacenamiento ante la cacareada huelga ha sido clave para su normal funcionamiento.

HOSTELERÍA

La Moderna, El Asador y La Abacería

Almacenes llenos y barriles en el coche

Por culpa de la huelga ha faltado la gasolina, pero no la cervecita que el respetable se toma antes de irse a almorzar, o ya a la caída de la tarde. La mayoría de los bares y restaurantes de la ciudad, en particular los del centro de Jerez, tomaron precauciones y la semana antes del inicio de los paros «llenamos hasta arriba no sólo los almacenes, sino cualquier rincón que nos quedaba libre», explica Alfonso Pacheco, del emblemático bar La Moderna. Según añade mientras muestra las montañas de barriles de cerveza y de cajas de refrescos, «hasta ahora sólo un carnicero me ha dicho que no tenía chicharrones, que no ha podido traerlos, pero el resto de tapas siguen en la carta». Lo mismo ocurre en La Abacería, en la plaza Rafael Rivero, donde Miguel Roche sirve cañas a los que se van sentando en la terraza, aunque reconoce que «estamos dando viajes con el coche cargando barriles de cerveza en el maletero», y alerta de que «como la huelga siga, se acaban los stocks de los mayoristas y no se pueda comprar, no sé que vamos a poner de tapas». Muy tranquilos están en El Asador, pese a que buena parte de la carne que sirven llega de fuera. La explicación la da el gerente, Eulalio Oliva, que recalca que «tenemos un almacén de 200 metros cuadrados y tres congeladores. Y la semana de antes de la huelga nos abastecimos bien». «Las pequeñas empresas y sus empleados no pueden permitirse cerrar», alerta al tiempo que hace notar que «con la psicosis por los paros sí hemos detectado que han llegado muchos menos turistas extranjeros. Yo creo que se han asustado».

TABACO

Estanco de la calle Larga

Escasez y sin pedidos

Los fumadores son los que lo tendrán un poco más complicado si la huelga del transporte no se soluciona pronto. María del Carmen, del estanco de la calle Larga, señala a los compradores que no paran de entrar y recalca que «el tabaco sale a buen ritmo, pero no llegan los pedidos y se va acabando». En unos cuatro días no tendrá tabaco, y lo peor es que «aunque vaya con mi coche al depósito, a Cádiz, tampoco me dan más que una caja».

MEDICAMENTOS

Farmacia de la plaza Plateros

Riesgo para el diabético

Onofre Lorente reconoce que las farmacias «siempre se esfuerzan y hacen acopio de medicinas para que el enfermo no tenga problemas», así que con la amenaza de los paros sólo hubo que aumentar las cantidades almacenadas. Eso sí, pese a que aún hay normalidad, alerta del riesgo que tienen algunas personas, como los diabéticos, en caso de que faltara su tratamiento. «Cada insulina es distinta, y no se puede sustituir una marca por otra si hay escasez, como si se puede hacer con el paracetamol», enfatiza. Por eso, confía en que «los suministros médicos se garanticen y no se especule con ellos».

CORREOS

Oficina central y carteros

Menos cartas para repartir

La Oficina Central de Correos tiene las mismas colas de siempre. Su director, Ángel Martos, apunta que «estamos recogiendo lo que llega y repartiendo lo que había en el almacén». Pero desde el lunes no han llegado envíos. Tampoco hay muchas cartas que repartir por los barrios, y por eso los carteros de algunas zonas se han ido a apoyar a los de otras más populosas. «Cuando lleguen los camiones, no vamos a dar abasto», advierten.