Juegos crueles
En el panorama de los estrenos veraniegos, lleno de comedias románticas y filmes de acción y aventuras, un producto de las características de An american crime sólo puede calificarse como una rara avis.
| Actualizado: GuardarBasada en hechos reales que tuvieron lugar en un pueblo de Indianápolis durante los años 60, el sobrecogedor filme de Tommy OHaver muestra, por el contrario, la cara menos amable de una sociedad supuestamente civilizada. La cinta se abre con un juicio, el de Gertrude Baniszewsky, un ama de casa viuda y conservadora que no tuvo reparos en torturar y encerrar en su sótano a Sylvia Likens, una de las hijas de un matrimonio de feriantes que la dejaron, junto con su hermana, en lo que ellos creían que eran buenas manos.
El filme, presentado en Sundance, se concentra en el duelo interpretativo entre sus dos actrices protagonistas. El papel de Sylvia recae en Ellen Page, que tras su paso por la comedia indie Juno regresa al drama con tintes de thriller psicológico, un género que ya le dio buenos resultados en Hard Candy.
La siempre eficiente Catherine Keener da vida a la torturadora en un papel que parece una combinación de los personajes de Robert Mitchum y Lillian Gish en La noche del cazador.