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Los psiquiatras desmontan la estrategia de la defensa en el incendio de Rota

Los problemas mentales de los tres militares acusados por el incendio provocado en Rota en 2005 y que acabó con la vida de dos personas fue la materia de debate en la continuación del juicio que se viene celebrando en la Audiencia Provincial. El tribunal que preside el magistrado Lorenzo del Río escuchó durante cinco horas los relatos de casi una decena de psicólogos, forenses y psiquiatras que relataron con detalle qué tipo de perfil mental tienen los tres ex militares, procesados por delitos de asesinato, incendio y lesiones, y que estaban destinados en la base de Rota cuando ocurrieron los hechos.

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El cuadro que dibujaron los peritos fue el de un «depresivo», refiriéndose a Juan Francisco Pérez Sánchez, «un enfermo con trastornos límite de la personalidad», en el caso de Javier de la Cruz, y un «desadaptado social» fue el perfil fijado para Alejandro Fernández. «De la Cruz presenta uno de los trastornos de personalidad más intensos que existen y presenta un patrón de comportamiento que le produce una inadaptación en la sociedad», detalló Enrique Fernández, psiquiatra forense, que intervino por videoconferencia.

Inconscientes

Sin embargo, «el intenso» trastorno de De la Cruz «no le impide ser consciente para tomar decisiones», concluyó el forense. En ese momento, De la Cruz, que ha mantenido una postura distante y poco expresiva durante todo el proceso, se desmontó. Si hubiera podido meter su cabeza entre la piernas, lo habría hecho.

La misma estrategia se repitió a lo largo de toda la jornada de ayer. Las defensas presentaban a De la Cruz, Fernández y Pérez Sánchez como tipos «trastornados», en el caso de De la Cruz, «sumisos, depresivos» (Pérez Sánchez), o «desadaptados, con un coeficiente mental límite», en el caso de Fernández. Una y otra vez, los psicólogos apoyaban estas patologías, con diagnósticos propios. Pero una y otra vez, también, concluían que estas enfermedades «no les impiden ser consciente de lo que hacen».

Los hechos que se juzgan ocurrieron durante una madrugada de juerga de los soldados. A De la Cruz, el Gélido, se le imputa haber prendido fuego al edificio en el que murieron dos personas. La fiscal pide 54 años de prisión. Lo mismo que para Fernández, El Desadaptado. Mientras para El Canijo, Pérez Sánchez, enclenque y tímido, reduce la pena a 36 años, porque entiende que no participó en el incendio.