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ESPECTACULAR. El camión destrozó el muro del número 49 de la avenida del Azahar. / J. C. CORCHADO
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Un camión de Urbaser se empotra en una casa de la barriada de Picadueñas

El conductor pudo salir del vehículo por su propio pie y la parte de la vivienda afectada era utilizada como almacén por lo que no hubo daños personales Un fallo en los frenos de la cuba de agua pudo ser la causa del accidente

VIRGINIA MONTERO
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No eran todavía las diez de la mañana cuando los inquilinos del número 49 de la avenida del Azahar -en la barriada de Picadueña Alta- se encontraban con un camión de Urbaser empotrado en la fachada de casa. Afortunadamente, la parte afectada se utilizaba como almacén y en ese momento no había nadie en el interior por lo que no se han registrado daños personales. Tras el choque, el conductor de la cuba pudo salir por su propio pie y no sufrió más heridas que el susto.

Al parecer, un fallo en los frenos del vehículo mientras los operarios baldeaban la calle pudo ser la causa del accidente. Tras un aviso al 112, cuatro dotaciones de Bomberos se desplazaron hasta el lugar de los hechos aunque no fue necesaria su intervención ya que el conductor no quedó atrapado.

Además de los daños considerables de la vivienda, el camión chocó con un vehículo aparcado en la acera de enfrente -que, curiosamente, también pertenece al propietario de la casa- que ha sufrido numerosos desperfectos.

Desde la Delegación de Medio Ambiente aseguran que, tras el fallo de los frenos, «el conductor sólo tenía dos opciones: o ir contra la casa o tomar la calle cuesta abajo para terminar en la circunvalación». La propia delegada, África Becerra, se personó pocas horas después en el lugar del accidente para garantizar a los vecinos el arreglo de los daños, del que se harán cargo los seguros de la concesionaria de la limpieza.

«Un milagro»

Miguel Hernández lleva más de 50 años viviendo en esta esquina de la avenida del Azahar y notó como «temblaba todo» cuando el camión de baldeo de agua derribó el muro de la vivienda. «Escuchamos un gran golpe y salí a ver qué había pasado». Cuando se asomó al jardín -comparte parcela con la vivienda de otros familiares- comprobó que el conductor estaba dentro del vehículo: «Los vecinos querían sacarlo pero yo les dije que esperaran a la ambulancia, que son los que saben mover a un herido», contó Miguel.

«Creí que se había muerto porque no se movía. Sólo le temblaba una mano pero reaccionó», continúa. Para Miguel las consecuencias sólo materiales del accidente suponen «un milagro porque, si el otro operario hubiera ido en el asiento del copiloto, los hierros del techo del almacén le hubieran atravesado el pecho». Además, a esa hora de la mañana «son muchas las mujeres que van a comprar a una tienda que hay a la vuelta de la esquina y andan por esta acera», relata junto a los escombros.

La parte afectada fue en su día una estancia para las vacas que tenía la familia y hoy es un cuñado de Miguel el que la utiliza como almacén para sus enseres y herramientas de trabajo. «Lo único que puede tener más valor ahí dentro es una moto de mi hija, que ya no utiliza y estará destrozada».

«No venía rápido»

Este vecino de Picadueña Alta asegura que el camión «no venía ligero porque el compañero iba regando a su lado». Al parecer, cuando el conductor comprobó la insuficiencia de los frenos, echó el de mano pero aún así, con el peso del agua y la pendiente de la calle, no pudo controlar el vehículo que primero rozó una papelera, luego chocó contra un coche y, por último, se empotró en la casa.

Paradójicamente, es un vehículo de Urbaser el que está implicado en el accidente cuando los vecinos piden insistentemente que «los camiones grandes de la recogida de basura vayan más despacio porque rompen todos los espejos laterales de los coches».

Además de los delegados de Medio Ambiente y Urbanismo, el presidente de la asociación de vecinos de Picadueña Alta, Ángel Garrido, acudió al lugar para mostrar su apoyo a los afectados.

vmontero@lavozdigital.es