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La fiscal pide 54 años de cárcel para dos de los tres militares implicados en el 'incendio de Rota'
Ayer comenzó en la Audiencia de Cádiz el juicio por asesinato contra los ex miembros del Ejercito destinados en la base de Rota El ministerio público solicita una pena de 36 años para el tercer acusado
| Actualizado: Guardar«Yo iba borracho antes de salir de la base y llevaba consumiendo cocaína todo el día». Así comenzó ayer el gélido relato de Javier de la Cruz, uno de los tres militares destinados en 2005 en la base de Rota e implicados en el juicio que se inició en la Audiencia de Cádiz por el caso del incendio de Rota.
En la sala de la Sección Primera, donde se juzgan los hechos, repleta de medios de comunicación y familiares, el aire pareció congelarse. Nadie se movía, ni se escuchaba ni un sólo comentario, aunque la habitación estaba abarrotada.
Los hechos que se juzgan ocurrieron durante una noche de juerga, en septiembre de 2005. A De la Cruz se le imputa que tras descubrir que los polvos blancos que había dentro de «la bolsa» que había comprado no eran cocaína -según se encargó de confirmar el propio acusado-, prendió fuego al bloque de edificios donde se encontraba su camello estafador.
Dos personas perdieron la vida en las llamas aquella noche. Otras tres resultaron heridas. La fiscal pide para el acusado 54 años de cárcel, 15 por provocar el incendio en un edificio habitado, otros 15 por cada uno de los asesinatos que le imputa y tres más por cada uno de los heridos que propicio el incidencio.
De la Cruz, que apoyó su defensa con problemas psicólogos -diagnosticado e ingresado en reiteradas ocasiones por su conducta agresiva y depresión, según el relato tanto de la acusación como la defensa-, afirmó no recordar «nada de lo que pasó aquella noche», excepto «algunos flashes», como los definió el militar, en los que recuperaba repentinamente la memoria. «Recuerdo haber sentido una frustración muy grande por darme cuenta de que lo que había comprado no era cocaína y recuerdo que le di un beso a la bolsa y la tiré por la ventana». La habitación no salía de su asombro.
Escasa memoria
De la Cruz se sentó en el banquillo con otros dos militares, que entonces formaban parte del cuerpo del Ejército destinado en la base gaditana de Rota. Entre ellos, Alejandro Fernández -para el que la fiscal pide la misma pena- y Juan Francisco Pérez Sánchez, para el que el ministerio fiscal rebaja la condena a 36 años, por entender que no participó directamente en el incendio.
De la Cruz admitió ante el tribunal que preside el magistrado y presidente de la Audiencia, Lorenzo del Río, en uno de esos «falshes» en los que recuperaba la memoria, haber comprado «dos euros de gasolina» en una estación de servicios. También pensó que utilizaría el combustible «para dar un susto» a los estafadores y que era una buena idea incendiar las motos -aparcadas frente al edificio- para que viniera la policía y les pillara -a los traficantes- con todo el tinglado».
Tanto De la Cruz como Fernández negaron, sin embargo, haber falseado sus declaraciones anteriores ante la policía y el juzgado, aunque Fernández no reconoció haber dicho que su compañero De la Cruz quería incendiar el pasillo de la primera planta del edificio del traficante», como recoge su declaración policial; ni tampoco haber declarado «que Javier vertió la totalidad de la bolsa en el rellano de la escalera, y posteriormente le prendió fuego con un mechero», como leyó el juez del Río, del escrito de la declaración ante los agentes.
El juicio, por el que ayer pasaron además 13 testigos, entre militares, familiares, seguirá hoy.