Muere un huelguista arrollado por una furgoneta en un piquete en Granada
Las entidades convocantes del paro de los transportistas abandonaron la negociación en solidaridad con el fallecido
Actualizado: GuardarLa huelga que vive el transporte se tiño de luto ayer al fallecer arrollado por una furgoneta un hombre que formaba parte de un piquete informativo en Granada. La noticia cayó como un mazazo en el Ministerio de Fomento donde los transportistas negociaban una salida a la huelga del transporte y que abandonaron la mesa como muestra de solidaridad con el fallecido. Todas las organizaciones del sector, así como el Ejecutivo, mostraron su pesar por el triste suceso. Ante la seriedad de algunos incidentes acaecidos en refinerías, mercados centrales y grandes centros logísticos, donde los huelguistas trataban de boicotear la salida de camiones, el Gobierno ha encargado a la Guardia Civil la protección de los productos de primera necesidad.
Julio C. S., parado y padre de familia, formaba parte de un piquete en la carretera de Pinos Puente. El huelguista, según testigos presenciales, trató de dar el alto a una pequeña furgoneta que, sin embargo, hizo caso omiso a sus indicaciones. El piquete se asió a la ventanilla de la furgoneta, que había reducido la marcha pero no había parado, para recorrer de ese modo algunos metros con tan mala fortuna de impactar contra la mediana de cemento para ser atropellado después por el vehículo. El golpe fue brutal y, según los servicios sanitarios que acudieron al lugar, le causó la muerte en el momento. El conductor de la furgoneta, que se dio a la fuga, fue detenido de inmediato. El fallecimiento de este transportista llega el mismo día en que se conoció también la muerte de un compañero portugués cuando trataba de detener un gran camión en Alcanena, al norte de Lisboa.
Por otro lado, los agentes de la Agrupación de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil -equivalente a los antidisturbios-, junto a los miembros de la agrupación de Tráfico se encargan de formar y proteger convoyes para que lleguen a su destino. El Gobierno ha dado orden de garantizar la seguridad de los envíos de carburantes y productos de primera necesidad que, en ocasiones debido a la psicosis por el desabastecimiento, comienzan a faltar.
No fueron pocas las gasolineras que este martes tuvieron que colgar el cartel de fuera de servicio ante el aluvión de clientes. Las estaciones de servicio, que por orden de las petroleras llenaron al máximo sus tanques durante el fin de semana, vieron cómo se agotaba la reserva. No es de extrañar, pues en estos dos días de paro se ha vendido hasta un 50% más de lo normal. El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha advertido que las escoltas a los convoyes van a ser una de las prioridades del Gobierno.
En el despliegue colaboran también las policías locales y autonómicas. Barcelona, el País Vasco, Orense, Gerona fueron algunos de los puntos en los que este martes funcionaron los convoyes blindados. El director general de Transporte por Carretera, Juan Miguel Sánchez, advirtió de que «los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado aplicarán el máximo rigor» en la defensa de los derechos, tanto de los camioneros que quieran trabajar como en la de los ciudadanos.
Psicosis
A los menores portes causados por los huelguistas y piquetes se sumaron los problemas derivados de las masivas compras de las familias, que en previsión de mayores problemas se lanzaron a vaciar los supermercados. Alimentos frescos, agua o aceite desaparecen sin remedio de las estanterías. Los distribuidores y las asociaciones de consumidores reiteraron este martes los llamamientos a la calma. Anged -la patronal de las grandes superficies- insistió en que funcionan con toda normalidad y que no hay motivos para preocuparse.
De la misma manera, la Asociación de Cadenas de Supermercados (Eroski, Carrefour, Supercor, Express, Día, Sabeco y Caprabo) apuntaron que tienen previstos «planes de contingencia para asegurar el suministro». Lo cierto es que algunos centros como Mercamadrid recibieron hasta un 95% menos de mercancías respecto al volumen habitual. La crisis del transporte también afecta a los productores de coches y a algunas otras industrias. Los más perjudicados son aquellos que trabajan al momento o, lo que es lo mismo, sin almacenaje pues, si no les llegan las piezas o materiales han de parar irremediablemente.