HOSPITAL. Enfermos italianos en una sala de recuperación en una imagen de archivo. / EFE
MUNDO

Una clínica italiana operó sólo por el dinero y sin necesidad a 90 pacientes

Cinco de los enfermos del centro privado murieron tras las intervenciones, que se hacían para cobrar de la seguridad social

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Los italianos se desayunan periódicamente con terroríficas noticias sobre hospitales que no funcionan y casos increíbles de negligencias médicas, pero lo de ayer marcó un hito. La clínica privada Santa Rita, de Milán, concertada con la seguridad social, ha realizado decenas de operaciones que no eran necesarias sólo para sacar el dinero a sus pacientes, la mayoría ancianos, y a la Sanidad pública. En total, el fraude ascendería a 2,5 millones entre 2005 y 2006. La Fiscalía, que acusa a dieciocho personas, entre dirigentes y médicos, ha detenido a trece facultativos. Calcula que los casos bajo sospecha son noventa, y cinco de ellos habrían acabado incluso con la muerte de los pacientes. De este modo, las acusaciones incluyen también la de homicidio voluntario.

Las escuchas, a debate

Dos de los doctores han sido enviados a prisión, mientras el resto permanece en arresto domiciliario. Los encarcelados son el responsable de la unidad quirúrgica torácica, que se definió a sí mismo en un mensaje de móvil como «el Arsenio Lupin de la cirugía», y otro miembro de su equipo. Es en este servicio donde se habrían registrado las cinco muertes, de personas entre los 65 y los 85 años.

No obstante, los acusados se reparten en varias áreas -ortopedia, neurocirugía, otorrinolaringología, anestesia y urología-, pues muchos especialistas habían sido contratados precisamente por su disponibilidad a prestarse a tales prácticas. Entre todos, según la investigación, habían puesto en pie este sistema que les permitía sobresueldos de hasta 28.000 euros al mes. A cambio, no tenían escrúpulos en realizar operaciones inútiles. Algunos detalles que han trascendido son terribles: pulmones extirpados sin necesidad, senos sanos amputados a mujeres jóvenes, una incluso de 18 años, y una mujer de 88 años que padecía un tumor y a quien operaron tres veces en tres meses, cuando bastaba una. Pero es que cobraban 12.000 euros por cada operación.

La investigación comenzó en la primavera de 2007, y la Policía confiscó más de 4.000 expedientes médicos. Según los fiscales, en las pesquisas han sido «fundamentales» las escuchas telefónicas, una observación que ayer adquirió especial relevancia, pues el Gobierno de centro-derecha se plantea limitar su uso a las investigaciones de terrorismo y mafia. Lanzó la idea el primer ministro, Silvio Berlusconi, el pasado domingo, harto de la oleada de polémicas transcripciones telefónicas que han saltado a la prensa en los últimos años. Por ejemplo, una suya en la que enchufaba a una conocida en la RAI, la televisión pública. Pero además pretende castigar con cinco años de cárcel a los periodistas que las publiquen.