ESTRENO. Fiesta de la primera victoria de BMW.
Deportes/Mas-Deportes

El club tiene un nuevo socio

Kubica y BMW se convierten en la gran amenaza de Ferrari y McLaren

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La historia es clara. La F-1 no es amiga de ver alterada la tranquilidad de su planta noble. En ella se han afincado Ferrari y McLaren como socios exclusivos de las dependencias a las que el ascensor accede directamente. Salvo dos años atípicos (2005 y 2006) en los que Fernando Alonso y Renault pusieron patas arriba el orden establecido y convulsionaron el circo con los dobletes de pilotos y constructores, no se había visto al frente del Mundial un monoplaza ajeno a Maranello o Woking.

La anterior vez se remonta a 1997, cuando Jacques Villeneuve logró lo que no pudo su padre, Gilles, y se colgó del cuello la crono de laurel de campeón al volante de un Williams-Renault. Por eso llama más si cabe la atención la ascensión de BMW-Sauber. En su tercera temporada de vida, la escudería organizada por Mario Theissen ha hecho buenos todos los vaticinios que le daban como una alternativa al poder establecido. La del domingo en Montreal fue una exhibición de autoridad favorecida por las penalidades de los actores principales, cierto. Pero si Robert Kubica es el nuevo líder del certamen con sólo una victoria en su haber es por la absoluta regularidad con la que ha sabido jugar sus bazas. Tildado el polaco y su equipo, a veces, de conservadores en exceso, no meterse en fregados ajenos les ha dado buenos réditos. Como los que les permiten el acceso al club de los grandes como socios numerarios. El polaco no tiene a nadie por encima en la nómina de pilotos y BMW-Sauber ha superado incluso a Ferrari entre los fabricantes, cediendo un puñado de puntos sólo ante McLaren-Mercedes.

Poco más se puede pedir en 42 carreras de existencia como el equipo actual que es. Han sido 42 Grandes Premios con el rédito de una victoria, diez podios, un doblete, una pole y una vuelta rápida. La modestia no influye, como se ve, en hacer bien las cosas y no dejar de evolucionar día a día. «Creo que ese puede ser nuestro único secreto, ya que hay equipos mucho más poderosos en todos los aspectos», apuntaba en el trazado canadiense el mandamás de BMW-Sauber, Mario Theissen. «Cuando presentamos el equipo en Munich el 14 de enero hablamos de ilusión, de trabajo y compromiso. Son tres buenas reglas sobre las que construir algo hermoso». Y de dinero. Contar con un fabricante a las espaldas no deja de ser un comodín y aunque no se pueda tutear con Ferrari en lo disponible para gastar, hay datos que revelan la importancia con que se toman las cosas en la casa alemana, que ha incrementado en los últimos 24 meses en 150 trabajadores su personal de F-1 en la base de Hinwil.

Y para personalizar el éxito, la figura de Robert Kubica, a quien los periodistas italianos (o sea que el público también) tienen asimilado como un transalpino más por haber pasado en aquel país parte de los años de mayores sinsabores cuando dejó Polonia para intentar ser alguien en el mundo de las cuatro ruedas. Llegado a la cima, el piloto de Cracovia, verá reventados sus tímpanos a partir de ahora como el presuntamente mejor colocado en la carrera hacia un futuro volante en Ferrari. Más de lo mismo.