MUNDO

Del gas sarín a los suicidios pactados en Internet

Es cierto que Japón es uno de los países más seguros del mundo al estar prohibida la tenencia de armas, pero en los últimos tiempos han proliferado los ataques con puñales y cuchillos de caza. Sin ir más lejos, la matanza de ayer coincidió con el séptimo aniversario del asesinato de ocho niños en un selecto colegio de Osaka, la tercera mayor ciudad. En aquella ocasión, el agresor, Mamoru Takuma, descargó sobre los pequeños su odio hacia las clases más adineradas de Japón.

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En 1999, otro hombre apuñaló a dos personas en la estación de trenes de Shimonoseki y aún existen más casos. El pasado mes de diciembre, un perturbado irrumpía a tiros en un gimnasio de Sasebo y se cobraba dos vidas.

Estas masacres han despertado el miedo y el pánico en la sociedad nipona, que sufrió en los 90 los ataques con gas sarín de la secta Verdad Suprema y ha visto a lo largo del siglo XXI la multiplicación de suicidios colectivos pactados a través de Internet.

Ya es sabido que la última moda para quitarse la vida en Japón consiste en mezclar unos detergentes cuyos polvos químicos liberan unos gases tóxicos que ya han causado el pánico entre los vecinos de los suicidas. Éstos se han visto obligados a ser desalojados de sus viviendas ante el riesgo de que perdieran el conocimiento y pudieran fallecer asfixiados.