Demasiados y difíciles retos para un cuestionado ministro de Interior
El hispanomexicano Juan Camilo Mouriño llegó a mediados de enero a la Secretaría de Gobernación (Segob) -Ministerio de Interior- con varios retos por delante, entre ellos el principal para el Gobierno del conservador Felipe Calderón: derrotar al crimen organizado.
Actualizado:Su nombramiento desató la polémica por su juventud, 36 años, e inexperiencia. Se le lanzaron andanadas de grueso calibre por su, dicen, más que dudosa doble nacionalidad: nació en Madrid, de madre mexicana, pero sostienen que entró en territorio azteca con 18 años y pasaporte español.
Además, la oposición ha exigido su renuncia por el escándalo de su presunto tráfico de influencias a favor de la empresa familiar Ivancar para la que firmó -como apoderado- siete contratos con Petróleos Mexicanos (Pemex). Su padre, Carlos Mouriño, quien llegó en 1978 a Campeche y pronto tuvo una red de gasolineras, se sentó en consejos de administración y en franquicias internacionales. Hoy es millonario. Regresó a Vigo, compró por 4 millones de euros el club de fútbol Celta de Vigo, y confió las riendas de sus negocios al mayor de sus tres hijos.
Oídos sordos
Haciendo oídos sordos a los truenos, el joven y rubio Juan Camilo intenta mantenerse en la línea impuesta por su amigo el presidente Calderón, quien busca la concertación de todos los grupos políticos para «trabajar unidos más allá de divisiones de competencia para cerrar los espacios de impunidad».
Según Mouriño, el mayor desafío al que se enfrenta el Gobierno es impedir que candidatos financiados por los grupos narcotraficantes obtengan cargos de elección popular. En la lucha contra estas mafias, el Ejecutivo conservador sostiene que los operativos conjuntos de los diferentes cuerpos policiales han logrado «dañar la estructura» del crimen organizado.
El ministro de Interior asegura que «la violencia, las guerras entre mafias y las ejecuciones son síntomas claros de que el crimen organizado está siendo debilitado» como consecuencia de la «política integral, coordinada y articulada de combate a la delincuencia organizada».
El responsable de la seguridad nacional también aseguró que se han «interceptado grandes cantidades de droga, dinero y armas; hemos capturado a operadores, 'gatilleros' y jefes».