BRIEGA. Galera completó ayer un gran partido. / LA VOZ
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Esperanzador empate del San Fernando en Amurrio que lo deja todo para la vuelta

El conjunto de Iriondo supo contener a su rival en un partido poco vistoso Iván Guerrero recayó en el calentamieto

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Bahía Sur dictará sentencia. De lo que haga el San Fernando en su propio campo, ante su afición y con todo de cara, dependerá el ansiado ascenso a Segunda B. Esperanzador empate el conseguido en la tarde de ayer por el cuadro cañaílla ante el Amurrio en Basarte, en un choque trabado marcado por la leve lluvia y que contó con escasas ocasiones.

Malos augurios para los isleños en los primeros compases. En el calentamiento previo, Iván Guerrero se resentía del golpe en el tobillo que sufrió en Calahorra y su lugar tuvo que ocuparlo Moke. Sergio Berro avisaba a los cinco minutos con un disparo flojo que se marchaba desviado, pero el mayor empuje lo ponía el equipo de Iñaki Zurimendi.

Los vitorianos ganaban la zona ancha del campo con un juego potente y directo que recibían en punta Joseba e Íñigo Fraile, pero no conseguían desestabilizar a la defensa isleña. De hecho, la ocasión más clara del partido la tuvo en sus botas Javi Casares, que recibía un balón en la banda derecha y lo estrellaba en el travesaño tras una gran internada.

Los vascos, por su parte, respondieron con una falta muy bien botada por Mario a media altura que se marchaba desviada y un disparo de Paredes que no encontró portería debido a que se estorbó con su compañero Joseba.

Notable mejoría

Salían más enchufados los de Antonio Iriondo en los primeros minutos de la segunda parte. El control del balón iba cayendo poco a poco de lado visitante y, aunque sin crear peligro evidente, frenaba el empuje de los de Zurimendi. Tocaba más la pelota el cuadro azulino por mediación de Canito y Fernando Porto buscando bien las bandas con un Moke que recibía siempre con muchos espacios y un Javi Casares que desquiciaba a la zaga con sus buenos movimientos. Eran minutos en los que el San Fernando se sentía cómodo y en los que el Amurrio pagaba caro el esfuerzo de los primeros 45 minutos. No obstante, el peligro en las áreas brillaba por su ausencia.

El susto lo dio Íñigo Fraile a los 20 minutos, al recibir un balón franco dentro del área y plantarse ante Raúl Iglesias en el uno contra uno. No obstante, el meta donostiarra hizo una demostración de sangre fría y apagó el fuego encendido. Ello le sirvió para recuperar oxígeno y volver a hacerse con el control del juego, aunque el gran trabajo de Sergio Bustos, que se multiplicó para tapar los problemas físicos de Wicha, evitó males mayores.

La salida de Javi Muñoz dio alas a los isleños. De hecho, de sus botas salió la oportunidad más clara del partido, pero Urtzi sacó bajo palos con los pies. No hubo tiempo para más y el marcador no se movió.