Crece la inquietud
Actualizado: Guardaras inusuales declaraciones del presidente del Gobierno pidiendo prudencia en sus declaraciones al Banco Central Europeo, así como la excepcional imputación de responsabilidades por parte de Rusia a EE UU por la crisis financiera, reflejan el grado de nerviosismo que está sembrando el enfriamiento económico. Las operaciones de alto riesgo que han contaminado desde el gigante norteamericano al conjunto de los mercados exigen una revisión del funcionamiento de los mismos. Pero esa exigencia no debería ser utilizada para tratar de obtener réditos propios de una desaceleración cuyo freno requiere de coordinación internacional. La independencia que viene exhibiendo el BCE actúa como una garantía aun cuando sus decisiones no se compartan. Las advertencias de Trichet sobre una posible nueva subida de tipos han precipitado el repunte del Euríbor, pero no son responsables de las debilidades del modelo económico español.