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Opinion

Casi cien días de gobierno ya...

Si aceptamos que el actual gobierno, con sus retoques, es una continuación del anterior, nos encontramos con que transcurren ahora tres meses desde aquellas elecciones del 9 de marzo que renovaron a José Luis Rodríguez Zapatero en el sillón de La Moncloa. Es decir, ni siquiera han transcurrido los cien días que, teóricamente, se conceden como gracia a un nuevo Ejecutivo antes de comenzar a criticarlo. Y, sin embargo, cuando comienza a arreciar una crisis económica mal vaticinada y peor disimulada por algunos de nuestros responsables en este terreno, las críticas han comenzado a proliferar.

FERNANDO JÁUREGUI
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Consta que la preocupación crece en el seno del Ejecutivo ante un deterioro de la economía que este fin de semana provocó colas en gasolineras y grandes superficies ante el temor de la población a sufrir un desabastecimiento como consecuencia de la anunciada huelga de transportistas. Pero ni Fomento ni la portavoz, María Teresa Fernández de la Vega en su comparencia tras el Consejo de Ministros, fueron aparentemente capaces de frenar la angustia generalizada en unos ciudadanos que el «viernes negro» vieron cómo subían sus hipotecas y bajaba el valor de sus acciones en Bolsa. Cierto que la crisis es global y derivada, sobre todo, del alza del precio del crudo, algo ante lo que poco puede hacer el Ejecutivo de España. Como no puede hacer nada ante los «excesos verbales» de Trichet, que conmocionaron los mercados, y que puede influir sólo limitadamente ante los plantes de la patronal transportista.

Pero no es menos cierto que la sensación generalizada es la de que no hay una contraofensiva para restablecer la confianza de inversores y consumidores; da la sensación de que la comunicación desde el gobierno es dispersa. Que el gobierno está funcionando 'al ralentí' en cuestiones importantes empieza a ser un clamor. Que la conmoción interna que vive el PP se lo permite, también. ¿Estamos en buenas manos? El «nuevo», o no tan nuevo, Gobierno aún no ha demostrado nada; no lo había necesitado, es la verdad, hasta ahora. Pero, a partir de ahora, las cosas van a endurecerse; que se lo digan a quienes hayan de padecer las consecuencias de las huelgas que se anuncian si nadie lo remedia.