RETRASOS. Decenas de ciudadanos aguardan su turno para ver al médico en un centro sanitario. / MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

Más de 30.000 personas engordan las listas de espera del SAS en la provincia

Cerca de 3.000 personas aguardan para ser operados y el resto busca cita con el médico para un diagnóstico, según estiman las asociaciones de pacientes y los sindicatos de sanidad Salud, que sólo reconoce 25.000 afectados, no publica datos nuevos desde hace un año

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Ante un sistema incapaz de hacer frente a la demanda de sus pacientes, la contradicción se ha convertido en urgencia. El sistema sanitario de la provincia resiste con más de 25.000 pacientes en sus listas de espera. Éstas son las cifras oficiales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), que no se renuevan desde julio de 2007. Hace casi un año.

Las asociaciones de pacientes y sindicatos, sin embargo, elevan con creces esta cifra, que sitúan cerca de los 30.000 pacientes. Unos 5.000 más de los que reconocen los gestores del SAS. El Colegio de Médicos, por su parte, afirma «que siempre hay una diversidad de datos» mientras asume que «existen ciertas conductas que hacen al menos sospechar que las cosas no están claras del todo», afirman las fuentes consultadas.

Para la presidenta de la Asociación el Defensor del Paciente, Carmen Flores, «existe una voluntad expresa de Salud para ocultar las cifras reales de personas que están en espera». «Es complicadísimo saber la cifra exacta de pacientes que aguardan para ser intervenidas o a que un médico les vea, porque ni la propia administración dice la verdad», subraya Flores, que admite que los datos que dan las asociaciones son estimaciones, pero «poco alejadas de la realidad». La defensora del paciente advierte, sin embargo, de que no se trata de «un mal endémico» de Cádiz. «Lamentablemente el engaño se extiende por toda España», añade Flores, que culpa a la administración de «tener falta de voluntad para acabar con el problema».

La Consejería de Salud limitó el tiempo de espera para pasar por un quirófano a 120 días (unos cuatro meses) mediante un decreto, en 2007. En caso de incumplirse el límite, el SAS se comprometía a pagar el coste de la intervención en la sanidad privada. En cuanto al tiempo de espera para ser visto por primera vez por un especialista, la espera media de la cita se situó en 60 días para una veintena de especialidades (entre ellas ginecología, urología, hematología o neumología). En esta norma también se fijó que el plazo para someterse a algunas pruebas diagnósticas, es de 30 días. El delegado de Salud, Hipólito García, consultado por La Voz, reconoce la dificultad de la Administración para acabar con los retrasos. «Salvo casos de urgencia contrastada que precisen atención inmediata, es imposible que no haya una cierta espera, pero eso es así tanto en la sanidad pública como privada», dice García, que recuerda que Andalucía fue la primera comunidad en garantizar un tiempo de demora máximo.

Sin embargo, según sus detractores, la normativa es la puerta por donde se cuela la trampa. «El SAS utiliza triquiñuelas para reducir el plazo de espera y adelgazar las listas. Si una persona está cerca de superar los tres meses, Salud lo ingresa y después suspende la intervención. Lo que consigue así es reiniciar el proceso porque el plazo de espera vuelve a contar desde cero», detalla Jesús Fernández, delegado de Sanidad de UGT en Cádiz.

Y otro argumento para el debate: el sistema sanitario no logra retener a los profesionales, que se marchan a países como Reino Unido; o simplemente cogen las maletas para emigrar a otra comunidad donde les pagan más.

Las demoras se acumulan, especialmente en traumatología y cirugía. Mientras, algunas especialidades sienten una angustiosa falta de personal. Entre ellas, están los servicios de ginecología, pediatría o neurocirugía. La última alerta ha saltado en el ámbito de la medicina familiar y comunitaria: las 227 plazas convocadas en el último examen de residentes no se cubrieron.

Según el cirujano y responsable del Sindicato Médico de Cádiz, Guy Méndez, «las listas de espera se engrosan porque faltan profesionales para cubrir todos los puestos libres. La política de jubilaciones precoces llevaba a cabo hace años no ha hecho más que agravar el problema porque esos médicos no han sido sustituidos. A esto hay que añadir las fugas a otros países de los profesionales y las dificultad que tienen a su vez los médicos extranjeros para homologar sus títulos para trabajar en nuestra provincia».

esanmartin@lavozdigital.es