Al menos 23 detenidos tras la desarticulación de una red internacional de tráfico ilícito de vehículos

La Policía Nacional ha desarticulado una organización internacional especializada en el tráfico ilícito de vehículos, principalmente de alta gama, después de que agentes de Las Palmas de Gran Canaria comenzaran a investigar sobre el caso, según ha informado el Ministerio de Interior en un comunicado.

De los 23 detenidos en la 'operación Tuerca', cinco eran españoles, 16 polacos, así como un rumano y un checo a los que se les acusa de ser los presuntos responsables de los delitos de robo de vehículos, falsificación de documentos, estafa y asociación ilícita. Según los agentes que han llevado a cabo la investigación, los detenidos estaban "altamente especializados y estructurados" y empelaban "avanzados" medios técnicos.

El comisario de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Valencia, Miguel González Defez, ha destacado la colaboración de las policías de Alemania y Palonia, así como las unidades de Canarias, Alicante y Castellón.

Hallan inhibidores de frecuencia en los registros

La Policía ha efectuado ya un total de diez registros en L'Eliana y L'Alcudia (Valencia), Castellón, Benicàssim, Borriol y Almassora, en la provincia castellonense, y Catral (Alicante), en los que se han intervenido, entre otros efectos, herramientas, material electrónico e informático con los que se realizaban las sustracciones. También se han encontrado inhibidores de frecuencia, dinero en efectivo y "abundante" documentación.

En dos naves industriales, los agentes han intervenido un total de 32 vehículos, cuatro de ellos preparados para su venta y otro más que estaban modificando, además de dos laboratorios y un desguace de coches.

Un año de investigaciones

La investigación se inició el pasado año en Las Palmas de Gran Canaria cuando los agentes de la UCRIF descubrieron la existencia de una organización dedicada el tráfico ilícito de vehículos asentada en la Comunidad Valenciana. El grupo estaba "altamente" especializado y cada uno de sus componentes tenía una función determinada.

Los detenidos robaban vehículos a la carta, según las peticiones que recibían, para después venderlos, fundamentalmente en Europa del Este, con la documentación en regla. Para apoderarse de los vehículos de lujo, seleccionaban a sus víctimas y las vigilaban hasta encontrar el momento y el lugar más adecuado para robarlos. Tenían dos naves que utilizaban como talleres en Catral (Alicante) y en Almazora (Castellón) donde modificaban y eliminaban las características identificativas de los turismos.

Los integrantes de la organización desarticulada disponían de avanzados medios técnicos, especialmente los que realizaban las sustracciones, ya que entre el material que se les ha incautado hay dispositivos GPS de localización, inhibidores-desinhibidotes de frecuencia y chips para la codificación de las llaves.