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El cabecilla del atentado del 11-S dice al juez que su intención es ser un 'mártir'

Guantánamo, escenario donde se le juzga junto a cuatro de sus presuntos ayudantes

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El pistoletazo de salida de la comparecencia ante un tribunal en la base estadounidense de Guantánamo del que fuera presunto cerebro de los terribles atentados del 11 de septiembre de 2001 y otros cuatro ayudantes no tuvo desperdicio. Nada más comenzar la vista, Khalid Sheikh Mohammed no dudó en espetar al juez su intención de ser un «mártir» cuando éste le aviso sobre la posible condena a muerte tras su participación en la macabra tragedia.

Lejos de mostrar cualquier tipo de arrepentimiento, parece que tras casi cuatro años desde su captura en Pakistán, su intención de morir en nombre de Alá se ha reforzado fervientemente. Ataviado con unas gruesas gafas, una poblada barba grisácea y un turbante, Mohammed presentó una figura mucho más delgada si se compara con las fotos difundidas tras su apresamiento.

El esperpéntico escenario estuvo amenizado por cantos del Corán, que el presunto miembro de Al Qaeda, comenzó a recitar mientras exigía al juez Ralph Kohlmann, coronel de la infantería de Marina, que le dejase representarse a sí mismo durante el proceso. El letrado se encargó de aclarar que de ser declarado culpable podría ser condenado a la pena capital.

«No aceptaré ningún abogado. Me representaré yo mismo», dijo en inglés Mohamed. Además, el sospechoso se quejó de que «todo lo que hablamos es bajo tortura». «Esto es la inquisición, no un juicio», afirmó. Es cierto, que la CIA ha reconocido someter al presunto terrorista a asfixias simuladas, algo que según las organizaciones de defensa de los derechos humanos consideran una tortura en toda regla.