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REUNIÓN. Rajoy, entre el secretario de relaciones internacionales del PP, Jorge Moragas y el embajador de Francia Bruno Delaye, ayer. / EFE
ESPAÑA

Rajoy promete una cúpula representativa de todo el PP y capaz de entenderse con otros partidos

Por primera vez el cuestionado dirigente popular reconoce abiertamente que se propone aplicar un giro a su política de oposición «El PP tiene que estar en la centralidad política», asegura el líder

MAGIS IGLESIAS
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Mariano Rajoy quiere cerrar cuanto antes las heridas abiertas en estas semanas de crisis interna para asegurarse el cierre de filas tras el congreso de junio y por eso está dispuesto a integrar a los críticos en su candidatura. Este jueves, anunció que formará una dirección en la que se vean representados todos sus dirigentes, siempre que asuman que su objetivo es devolver al PP a la centralidad política para convertirlo en un partido que pueda hablar «con todo el mundo» en lugar de permanecer aislado.

En un nuevo mensaje conciliador a los sectores que le han plantado cara, anunció que no vetará a nadie, que no reconoce enemigos ni adversarios en su partido sino únicamente «compañeros» y que su nuevo equipo directivo está abierto a los discrepantes. «Yo haré un esfuerzo de integración», prometió en unas declaraciones a la radio, «si al final no se presenta ninguna candidatura». Los dirigentes que rodean al líder popular aseguran que está decidido a incorporar a Juan Costa a su comité ejecutivo e incluso a Carlos Aragonés, además de contar con representantes de todas las comunidades autónomas, sensibilidades y edades.

Dijo que su deseo es «hacer un equipo razonable y donde se vea representado lo que es el PP, en el que se combinen personas que tienen trayectoria política con personas jóvenes, nuevas, a las que hay que dar oportunidades». Sin embargo, Rajoy encontrará reticencias entre sus leales para integrar a Gabriel Elorriaga porque era persona de su confianza y cuestionó públicamente su capacidad para liderar el partido. «Mucha gente no lo entendería», explica un parlamentario afín al presidente del PP que recoge un sentir muy extendido en el círculo de diputados más cercanos al líder quienes repudian las críticas de los antiguos 'fontaneros' de José María Aznar. «Sólo faltaba que se premiara la rebeldía», apunta otra dirigente, sorprendida por la capacidad de encaje de su jefe de filas.

Su principal valedor, el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, respalda esta voluntad conciliadora y señala a Rajoy como «el líder más integrador». Aunque se rumoreó sobre su candidatura a la Secretaría General del partido, el andaluz lo desmintió y el presidente del PP aclaró ayer que todavía no ha decidido a quién colocará en ese puesto. Arenas cree que su partido saldrá reforzado del congreso de Valencia y también apostó por «una candidatura de integración».

Giro estratégico

Le ha costado pero, finalmente, Mariano Rajoy ha terminado por reconocer abiertamente que se propone aplicar un giro estratégico a su política de oposición, eso sí, sin renunciar a las convicciones y principios fundamentales de la organización que defendió en la pasada legislatura. Tras debatir con Esperanza Aguirre sobre la necesidad de modular las posiciones del PP para adaptarlo a la realidad, ahora habla claramente de la urgencia por convertirlo en «un partido más abierto».

«El PP tiene que estar en la centralidad política, hablar con todo el mundo y no estar en una esquina», afirmó. En la misma entrevista, reivindicó la condición de alternativa que debe perseguir el PP y reiteró su voluntad de atender no sólo los planteamientos de los que hasta ahora le han votado sino de los dos millones de votantes nuevos que necesita robar al PSOE para poder ganar unas elecciones. «Yo no hablo sólo a los diez millones que nos han votado porque esos diez millones quieren ser doce», apuntó, «yo planteo una alternativa con vocación mayoritaria», añadió y recordó que su discurso político ha de dirigirse a todas las autonomías, además de buscar un mayor entendimiento con la sociedad y otras fuerzas políticas.

Mariano Rajoy se mostró dolido con los militantes más radicales de su partido que le han acusado de traicionar las ideas esenciales del Partido Popular y tachó de «profundamente injusto que se pongan en tela de juicio mis principios». En contra de lo que sostienen esos sectores -identificados con María San Gil-, defendió que los pactos con otros partidos, incluidos los nacionalistas, son compatibles con la ideología del PP y su giro al centro.

«Se puede hablar y llegar a acuerdos sin por eso abdicar de los principios», afirmó aunque puntualizó que será «muy difícil» acordar ahora con el Partido Nacionalista Vasco (PNV). En su opinión, el Partido Popular «tiene la obligación de hablar con todos» y dijo que «no tiene ningún sentido» que su partido no pueda entenderse con el resto de fuerzas políticas. «Eso no pasa en ningún país del mundo», apostilló el líder popular.

Sin contactos con Esperanza Aguirre

El vicepresidente primero y portavoz del Gobierno regional de Madrid, Ignacio González, aseguró ayer que no ha habido «ningún contacto» entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el líder del PP, Mariano Rajoy, desde que este anunciara que contaba con ella para formar parte de la Dirección del partido, siempre y cuando ella quisiera.

Además añadió que, dado que no ha habido contacto, la jefa del Ejecutivo madrileño «no se está haciendo de rogar», tal y como apuntan algunos medios.

Preguntado en rueda de prensa por si había tenido contacto él con el líder del partido después de su intervención en el Comité Ejecutivo celebrado el pasado lunes, indicó que «nadie le ha dicho absolutamente nada» y que lo único que comentó en su discurso es algo que comparte «casi toda la sociedad, los militantes y simpatizantes del partido».

Así, aseguró que sólo apuntó lo que lo que en su opinión está pasando en el partido desde la celebración de las pasadas elecciones generales, «actuaciones que no se estaban haciendo suficientemente bien en beneficio del partido».