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Los mayores «atentados» urbanísticos del litoral se concentran entre Chiclana y Sanlúcar

La construcción cerca de las dunas provoca que las playas se reduzcan casi un metro al año

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Los 285 kilómetros de costa gaditana representan un variopinto rosario en el que se pueden encontrar desde joyas medioambientales -como las dunas de la ensenada de Bolonia- hasta auténticos atentados al medio ambiente, causados por la voracidad urbanística y la proliferación de viviendas ilegales. Éstas se distribuyen a lo largo del litoral, pero de manera irregular: «Si a lo largo del mapa costero se pusieran puntos rojos en las zonas más deterioradas, la zona noroeste, desde Sanlúcar de Barrameda hasta El Puerto de Santa María y Chiclana resultaría como una de las más coloreadas en rojo», explica de manera ilustrativa Juan Manuel Barragán, catedrático de Ciencias del Mar de la Universidad de Cádiz y uno de los coautores de la Estrategia Andaluza de Gestión Integrada de Zonas Costeras, un proyecto iniciado por la Junta de Andalucía y liderado por la UCA que pretende convertirse en la «hoja de ruta» del gobierno regional para regenerar el litoral andaluz «tanto desde el punto de vista medioambiental, como sociales y económicos», apunta Barragán.

Hoy, este Plan de Estrategia se presenta en Cádiz durante unas Jornadas del Aula de Gestión Costera organizadas por la Universidad de Cádiz, con motivo de la celebración del Día de la Costa. En este foro de debate participarán distintos agentes sociales de la provincia sobre el presente y el futuro de la costa gaditana, y diferentes modelos de desarrollo social y económico en el litoral.

El diagnóstico que se presentará en esta jornada de la costa gaditana, según el autor del Plan Estratégico, será bastante irregular: «Por un lado, tenemos tramos de costas increíbles, no digo vírgenes, pero casi. Y otros en una situación bastante delicada», reitera Barragán. Por un lado, explica el profesor de la UCA, «tenemos ejemplos como el litoral entre Sanlúcar y Chipiona que hoy día es un mar de plástico y de urbanizaciones», denuncia Barragán, «debido a un modelo económico basado en la construcción descontrolada. Nos tenemos que preguntar, qué produce este tipo de costa, lleno de urbanizaciones ilegales». En el primer trimestre de 2008, sólo en Chiclana, se llegaron a incoar 125 expedientes disciplinarios por obras sin autorización relacionadas con las viviendas ilegales.

La principal consecuencia de la ocupación ilegal del suelo costero, explica Barragán,es la erosión de las playas, y que como advierte el catedrático de la UCA, «se ha llegado a medir una pérdida anual de casi un metro de arena en playas como la de Rota». En el otro extremo de conservación se encuentra «la costa que avanza desde Conil hasta el Estrecho. Allí nos tenemos que atrincherar, para protegerla», reivindica Juan Manuel Barragán.

Cádiz no gana para banderas. Al igual que se desmarca como una de las provincias andaluzas con mayor número de banderas azules, gracias especialmente a sus equipamientos, en el último informe de la asociación Ecologistas en Acción sobre la situación de las costas en Andalucía, su litoral ha destacado como el de mayor número de banderas negras de la Comunidad andaluza, con 15 de estos antigalardones simbólicos, con los que la organización denuncia los casos de los «vertidos contaminantes y agresiones urbanísticas que ocasionen una pérdida de calidad ambiental del litoral».

Playas como las de El Ancla y La Inmaculada, en El Puerto de Santa María, la de la Casería, en San Fernando, y la zona del Novo Sancti Petri, en Chiclana, destacan en esta lista por una «ocupación intensa del territorio para uso residencial» en primera línea de costa.