RESTOS. Estado en el que quedó la embarcación del SVA tras la intensa noche. / CRISTOBAL
Sanlúcar

Una zódiac con 1.860 kilos de hachís choca contra una lancha de Vigilancia Aduanera

La accidentada persecución terminó en la playa de Montijo en Chipiona Los tres traficantes marroquíes que iban en la nave fueron apresados

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Un equipo de Vigilancia Aduanera (SVA) tuvo que emplearse a fondo en la madrugada de ayer para detener a tres traficantes que viajaban a bordo de una lancha con 1.860 kilos de hachís. La persecución emprendida por los funcionarios terminó de manera accidentada y con un funcionario y dos de los narcos heridos. Pese a las dificultades de la operación, Vigilancia Aduanera pudo abortar un nuevo alijo que se iba a producir presumiblemente en la desembocadura del Guadalquivir.

Fue en la Bahía de Cádiz donde comenzó a fraguarse el operativo del SVA. En plena madrugada, la patrullera Gerifalte I detectaba una lancha de grandes dimensiones que por su forma de navegar, sin luces y a gran velocidad, llamó la atención de los funcionarios que decidieron seguir sus movimientos. Pero al ir acercándose a una zona de roqueo donde la Gerifalte I podría encallar, cinco miembros del SVA se subieron a la neumática auxiliar que llevan consigo y continuaron la persecución.

Cuando se aproximaban hacia el rompiente de Punta Montijo, en el término chipionero, ambas naves se acercaron y los funcionarios del SVA trataron de abordar la neumática de los traficantes, los cuales hicieron una maniobra brusca que conllevó el vuelco de la embarcación oficial tras chocar contra la suya.

La colisión también provocó que los tres tripulantes, de origen marroquí y mayores de edad, cayeran al agua por la fuerza del impacto. Uno de los funcionarios del SVA logró subirse a la lancha de los narcos y desde allí pudo arrestar a dos de los traficantes cuando intentaban alcanzar su nave.

Cuando Vigilancia Aduanera pudo controlar la nave de los traficantes y retener a los dos narcos, sus agentes contabilizaron 60 fardos de hachís, que tienen un peso aproximado de 1.860 kilos.

A la puerta equivocada

En un primer momento, tan sólo pudieron ser arrestados los dos marroquíes que habían tratado de salir a flote agarrándose a su embarcación, pero faltaba un sospechoso más.

El tercer integrante de la tripulación había logrado llegar a tierra por su propio pie, y para evitar ser arrestado buscó ayuda en una de las primeras casas que se topó en su camino. Según confirmaron fuentes de la investigación, este individuo se hizo pasar por un inmigrante irregular que acababa de arribar a la playa. Cuando un vecino abrió su puerta, esta persona le pidió una manta porque tenía frío. Pero la suerte no estaba de su lado, ya que la vivienda a la que había acudido es propiedad de un agente de la Policía Local de Chipiona.

La actitud del marroquí generó desconfianza en el municipal, quien consultó con sus compañeros si había llegado alguna patera. Por teléfono le confirmaron que no había noticias sobre la entrada de ninguna embarcación con irregulares, pero que sí se estaba rastreando la zona en busca de un traficante cuya descripción coincidía con la persona que estaba en casa del agente. Los otros dos marroquíes fueron llevados a un centro sanitario junto a un funcionario del SVA que también presentaba heridas leves. Tras recibir el alta, fueron detenidos como presuntos autores de un delito contra la salud pública.

stubio@lavozdigital.es