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Nadal arrolla a Almagro y ahora se cruzará con Dkokovic en semifinales
El tenis, contra lo que parece, es un deporte muy mental. Se juega con sensaciones, con toque, con muchos pensamientos que se apelmazan en la cabeza. Y de cómo está cada cual se desvela en sus declaraciones anteriores. Tanto Verdasco como Almagro dijeron en la previa de sus partidos con Nadal cosas como que ya casi todo estaba hecho, que estaban muy contentos de dónde habían llegado y que estaban muy felices de haberse conocido. Señales de que instintivamente ya estaban derrotados porque, además, luego está Nadal, que son palabras mayores. Almagro lo comprobó enseguida. A su estado conformista (no había más que ver sus tres aces en comparación con los veinte de media que había metido en los anteriores partidos) hubo que añadir a Rafa, que va como un cohete, imparable, en otra galaxia.
Actualizado: GuardarEl problema de afrontar a Nadal hoy en día es la intensidad de su juego. Lo juega todo al doscientos por cien: cada punto, cada juego, cada set, cada partido de cada día, de cada mes, de cada año. Va a su casa y en la play station juega con intensidad y apaliza a Ferrer, al gordito de Nalbandian, a Costa y, por supuesto a su relaciones Benito, que no sabe ni donde está los botones. Duerme y sigue jugando con intensidad. Y no hay manera de afrontar a un tipo así. Es imposible. Almagro pareció mucho más malo de lo que es. Además de que jugó fatal, porque no es normal la cantidad de errores no forzados que cometió. El murciano miró el partido en la letanía, anonado por la pista, con las distancias enormes entre las rayas de fondo y la lona, con bolas pesadas y con un rival que era una montaña. Se fue diluyendo como un azucarillo, como un tenista menor cuando en realidad tiene un potencial enorme. Pero nada dejó salir Nadal. Lo tapó todo con ese puño de acero y mandó a otro amigo al matadero.
Su rival en semifinales será Djokovic, que son palabras mayores. El serbio, no obstante, lo pasó mal con el principito letón, Ernests Gulbis (7-5, 7-6 (3) y 7-5), que jugó con un desparpajo y potencia tremendos.
Fin del sueño para Carla
Poco después de que Gulbis despertará a la dura realidad, a Carla Suárez se le acabó el sueño ante Jelena Jankovic (6-3 y 6-2). Le pasó un poco lo que a Almagro, que inconscientemente sintió que ya había hecho más que suficiente. Y tenía razón.
frente a Jankovic todo fue diferente, incluso ella misma. La velocidad de bola fue mayor, la canaria no llegó con tanta comodidad a las jugadas y cometió muchos más errores no forzados, incluso en voleas y derechas que en condiciones normales no habría fallado.