Las cuatro claves del divorcio
La relación entre seleccionador y presidente comenzó a deteriorarse a raíz de la medalla de oro en el Mundobasket
Actualizado: GuardarVarios son los motivos que han llevado al enfrentamiento entre la Federación y el técnico que ha llevado a la selección a su éxito más importante.
LUCHA DE EGOS
El fuerte carácter de Sáez y Pepu se ha impuesto a la cordura. Ninguno de los dos ha deseado una solución de paz. Al contrario. Han preferido ensuciar su relación hasta llegar a la desagradable despedida. El presidente vio herido su afán de protagonismo cuando Hernández llevó a España a proclamarse campeona del mundo. El objetivo de los fotógrafos ya no era el presidente, sino el seleccionador Lejos de suavizar su relación, han ido buscando excusas hasta encontrar un punto de fricción cada vez mayor.
ACTOS PUBLICITARIOS
Pepu se hartó de la gran cantidad de compromisos publicitarios e instituciones forzados antes y durante el Eurobasket por la Federación para aprovechar el tirón del oro olímpico. El técnico se quejó a través de la prensa de que sus jugadores se viesen obligados a ir de un sitio a otro y dispusiesen de poco tiempo para preparar la competición. «`A ver si nos dejan entrenar algún día!», llegó a decir en Sevilla.
DECISIONES DEPORTIVAS
Sáez ya pensó en echar a Pepu después de perder la final del Eurobasket. Se le culpó, cuando todo estaba preparado para la fiesta en Madrid, camino de una triple corona, de permitir que Rusia se adjudicase el oro en la última jugada del partido, por no hacer falta al americano Holden después de que un tiro de Gasol fuese escupido por el aro. También de no dar descanso a la gran estrella española, cuando, agotado y desencajado, Gasol hizo uno de los peores partidos que se le recuerdan.
REVANCHAS
El técnico estaba sentenciado desde que anunció, -«el 2 de mayo, por burofax, a las 21.53 de la noche», según Sáez-, que no continuaría tras los Juegos. Se la tenía guardada al presidente y eligió el día de la Final Four, aunque el técnico nunca se ha arrepentido del momento ni de la forma. La Federación le citó después para una reunión técnica en la sede de Madrid, cuando sabía que ese día tenía una conferencia en Sevilla con su patrocinador. Fue la gota que colmó la paciencia del presidente. La situación se agravó aún más cuando Pepu acusó el pasado miércoles a los dirigentes federativos de persecución y maltrato. Ya era muy consciente de que su futuro estaba decidido.